XXV- "Epílogo".

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Dos meses después...

—Thomas. Somos tu familia.

—Yo no los conozco. No sé quienes son. Sólo sé que me llamo Thomas y mi amigo se llama Tyler.

Tres meses después...

—Thomas—Dijo el doctor—, ¿recuerdas a tu amigo Tyler?

—¿Quién?—Inquirió Thomas.

—¿Recuerdas por qué estás aquí?—Preguntó de nuevo el doctor.

—Yo... no lo sé. ¿Por qué estoy aquí?

Un mes después.

—Como ya están dados de alta, y tú recuerdas todo, pueden dejar el hospital—Dijo la enfermera, refiriéndose a Tyler.

—Muchas gracias. Prometo cuidar de Thomas.—Dijo él, abrazando a su amigo.

Y, después de que adquirió amnesia, su familia, dejó de visitarlo. No se sabe el por qué. Lo abandonaron.
El doctor empezó a juntarlo con Tyler, quien sí recordaba todo lo que había pasado en su vida, y decidió que le contara todo.
Tyler le contó lo que pudo, evitando la parte de Kaya y Dylan.

Ahora, Thomas, nunca sabrá que tuvo una mejor amiga desde que tuvo memoria de nombre Kaya; quien murió junto con su memoria en un accidente de auto. Ahora, Thomas, nunca sabrá que estuvo en una relación de cuatro años tóxica, quien fue el causante de que todo pasara, de nombre Dylan.
Él sabe que estuvo en un accidente con su amigo Tyler, quien conoció el primer día de clases de la universidad; y no por culpa de Dylan.

Dos años después del accidente.

Thomas.

Caminaba felizmente por las calles de Londres, Inglaterra. Tyler y yo decidimos mudarnos aquí y comenzar de cero. Todo era mejor. Hasta la fecha, jamás sabré dónde estará mi familia... sólo sé que me abandonaron en el hospital después de mi accidente. Sé que Tyler estuvo conmigo hasta este momento.
Ahora, es como mi hermano. Tratamos una relación hace un año, pero simplemente no pudimos los dos.

Ahora, él, salía con una chica de tez blanca, cabello castaño y ojos azules. Me resultaba conocida... ¡Buah! Tal vez la conocí en alguna vida que tuve.

Caminaba admirando los edificios gigantes de esta localidad, y no me di cuenta de que había chocado con alguien.
Miré hacia en frente y le pedí disculpas.

—Lo lamento tanto.—Dije, mirando hacia la persona.

—No te preocupes, me pasa todo el tiempo.—Dijo, sobándose la cabeza.

Yo sólo sonreí. Me parecía bastante tierno el chico.
Él por fin me volteó a ver y pude ver más de cerca sus facciones: Tez clara, lunares por toda su cara, ojos mieles, labios finos y rojizos y una nariz bastante linda y respingada.

Esta persona me parecía conocida.

Él también me miró, tratando de ver si me conocía de algún lado.

—¿Alguna vez nos hemos visto?—Moví mi cabeza hacia un lado. Muchas personas dicen que parezco un cachorrillo confundido.

—No lo creo... ¿Eres de aquí?—Dijo. Su voz simplemente me derritió.

—Sip.—Sonreí.

—Me llamo Dylan.—Dijo.

Esto era cada vez más familiar.

—¿Seguro que no nos conocemos?—Inquirí.

Él me dió una mirada de negación.

—Meh. Tal vez nos conocimos en otra vida.—Me encogí de hombros.

Esa era mi frase para todo: Lo conocí o vi en otra vida.

Él sonrió, mostrándome unos bellos hoyuelos.

—Me llamo Thomas. Y eres muy bello, por cierto.—Dije con cierto sonrojo.

—Lo mismo digo.—Sonrió.

Recordé que tenía cosas importantes.

—Lo siento, yo... tengo que irme. ¿Me darías tu número?—Pregunté, inclinando mi cabeza.

Él sonrió y empezó a decírmelo. Sonreí y lo anoté en mi teléfono.

—Llámame cuando sea.—Dijo él.

—¿Cuando sea?

—Sí.

—¿De madrugada? ¿Si es horario de trabajo? ¿Si lo hago en dos horas? ¿Tres días? ¿Cuatro años?—Pregunté, sonriente.

Cuando sea.

Dylan.

Caminaba cabizbajo por las calles de Londres. Después de dos años y medio de dejar a Thomas en ese hospital, mi vida no tenía sentido. Decidí dejar a Ava e irme lejos de allí. Decidí Inglaterra, pues fue donde me aceptaron primero en un trabajo. Aparte, era donde él nació...

Estaba pensando tanto que no me di cuenta de que choqué con alguien. Me di cuenta que era esa persona. A la persona que realmente amé y lastimé. Esperé una mirada horrible y reclamos por parte de Thomas, sin embargo, todo fue diferente. Fue como la primera vez que nos conocimos.

—¿Cuando sea?—Preguntó él.

—Cuando sea.—Respondí nostálgico.

—¿De madrugada? ¿Si es horario de trabajo? ¿Si lo hago en dos horas? ¿Tres días? ¿Cuatro años?—Mi sonrisa era cada vez más fuerte.

La vida me dió una segunda oportunidad de estar con él, el amor de mi vida. Tal vez, el hilo rojo, si existe.

Cuando sea.—Respondí.

Y, esta vez, no lo haría sufrir. No lo dejaría ir...



Fin.

Not the only one » Dylmas. [AU].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora