– Tengo hambre. – susurra Aiden mientras el profesor Harrison explica algo muy aburrido, lleva toda la clase hablando como si no hubiera un mañana.
– Siempre tienes hambre. – le digo y el idiota me mira con carita de perrito regañado. – Estoy empezando a sospechar que disfrutas comerte mi comida. – le reprocho con una sonrisa y él suelta una risita.
– Addy, jamás haría algo como eso, es solo que en las mañanas se me olvida coger algo de la cocina y no alcanzo a pasar por la cafetería antes de venir a está estúpida clase.
– Y por eso yo tengo que pagar las consecuencias.
– Ya pueden irse. – nos informa el señor Harrison, Aiden y yo salimos del salón juntos en busca de un espacio para pasar el descanso.
Si ya se esto es inusual, pero han pasado cuatro semanas desde la primera tutoría y últimamente hemos pasado mucho tiempo juntos, hablado de una que otra cosa además del estudio, así que es posible que una inusual amistad se esté formando, no lo sé, es extraño.
En cuanto Andrew, sigue comportándose como un tonto, lo peor es que lo extraño, enserio me gustaba pasar tiempo con él, era divertido y sentía que me entendía. Hay momentos en que siento que me va a hablar y hay otros momentos en que lanza unas indirectas que me hacen sentir fatal, en especial ahora que paso tanto tiempo con los cuatro mosqueteros. Debo aceptar que los mosqueteros no son lo que Andrew e Isabella dijeron, son chicos divertidos, amables la mayor parte del tiempo y a veces un poco idiotas, pero me agradan, me han acogido de una inesperada manera y se siente muy bien. Debido a mi alejamiento de Andrew, tampoco comparto mucho con Max o Isabella, en especial porque no soporto que Isabella hubiera justificado a Andrew por portarse como un tonto. – ¿Pensando otra vez en el príncipe encantador? – me pregunta Aiden sacándome de mis pensamientos y yo lo miro. – Ya te lo he dicho, si tanto te importa háblale tú y ya.
– Y yo ya te lo he dicho no le hablo porque él es el que está equivocado, sí él quiere seguir creyendo que entre tú y yo hay algo más que las tutorías es su problema, yo ya se lo expliqué. – definitivamente soy una persona orgullosa, en este caso tengo completa certeza de que tengo razón y por lo tanto no seré yo quien ceda primero.
– Es normal que se sienta inseguro, soy irresistible. – dice con arrogancia y yo ruedo los ojos, a pesar de que Aiden sigue siendo el mismo chico idiota y arrogante, su comportamiento ya no es tan irritante, ahora me divierte un poco. – Y aunque lo niegues sé que una pequeña parte de ti...
– Ni siquiera lo digas. – lo interrumpo antes de que termine lo que va a decir, es posible que tenga razón, pero no estoy dispuesta a admitirle eso a nadie, sin importar la forma en que me sienta por él, tengo certeza que nada va a pasar entre nosotros. – ¿Estás listo para el juego? – el viernes es el primer partido de la temporada, Kyle está muy emocionado y nervioso, aun no es seguro que el entrenador Green lo vaya a poner en la titular, pero tiene la esperanza y eso lo emociona.
– Los inicios de temporada siempre me ponen nervioso, pero soy Aiden Campbell, haré que ganemos. – no puedo evitar rodar los ojos ante su arrogancia, está bien tener confianza en uno mismo y creer que uno es capaz de lograr grandes cosas, pero Aiden definitivamente lo lleva a otro nivel.
– Vaya sí que eres humilde. – le digo y él suelta una risita.
– Si creo en mí mismo puedo lograr lo que sea. – dice con su característica sonrisa. Es muy difícil quitarle esa estúpida sonrisa del rostro, él transpira seguridad y esa sonrisa no falla en demostrarlo. – Además sé que el equipo me ayudará, solo espero que el entrenador siga mi consejo con la titular. – Aiden es un amante del fútbol, del tiempo que hemos pasado juntos, muchas veces terminamos hablando de fútbol, bueno él hablando, yo escucho y comento una que otra cosa. Ha ganado muchos trofeos, nunca los he visto porque supongo que están en su habitación y siempre estudiamos cerca de la piscina. – ¿Iras?
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Eres Todo Lo Que Quiero (BK 1)
Teen Fiction[TERMINADA] Cuando una decisión cambia todo lo que conoces, adaptarse no es fácil. Pero a veces debes detenerte y pensar que esa decisión fue lo mejor que te pudo haber pasado. Eso fue lo qué le pasó a Addison Smith, cuando su madre decidió mudarse...