Dos Flechas Y Un Blanco (Yato/Yukine y tu) [CORRIGIENDO]

Dos destinos, Un Acierto

Narra _______:

Corría de un lugar para otro, sacando ropa y tirándola hacia mi cama, sacando zapatos y luego arrojarlos por el suelo. Estaba nerviosa, ¿cuándo acepté esta loca idea?

-¿Que voy a hacer? ¿Que voy a hacer? ¿Qué voy a hacer?- me preguntaba desenfrenadamente mientras continuaba en mis prisas. Mientras Hiyori y mi madre me veían sentadas en mi cama.

-Bueno... Si te relajaras un poco...- decía la mitad ayakashi de manera lenta y con un tono sarcástico.

-Estoy muy relajada.- dije volteándola a ver con una mirada fulminante.

-Esta bien, solo decía.- dijo nerviosa la estudiante.

-Y... ¿Qué vinimos a hacer exactamente?- indagó mi mamá después de ver a la de ojos rosados.

-A ayudarme, desde luego.- respondí más tranquila.

-Bueno, déjanos hacerlo.- dijo la de cabellos oscuros tomándome por los hombros y sentándome en mi cama. Rápido, mis dos invitadas pusieron manos a la obra. Una chocando vestidos y la otra maquillaje, luego una perfumes y la otra zapatos. Hacían un gran equipo a pesar de apenas haberse conocido.

Luego comenzaron por, literalmente, bañarme, luego cambiarme y maquillarme, fue todo tan rápido que apenas me di cuenta de lo que hacían.

-¡Ta-da!- dijeron casi cantando las chicas mientras me llevaban frente a un espejo enorme que tenía en mi cuarto.

-Vaya. Hacen buen equipo.- alagué mientras acomodaba un mechón de mi cabello detrás de mi oreja al verme en el espejo.

(👆Esta es la ropa que _______ utilizó👆)

El maquillaje era muy leve, tratando de que me vea lo más natural posible, pero con algo de rojo en mis labios para llamar un poco la atención. La ropa era fresca y cómoda perfecta para salir a caminar. Un collar de plata que mamá me prestó como un regalo que le encantaba, y unas lindas sandalias cafés que mantenían la cercanía entre mis pies y la tierra. Aunque la falda era algo corta, que incluso en ratos llegaba a incomodarme, pero no me inportó, iba a ser en la playa, hasta con el short más corto podía ir. Daba pequeñas vueltas y posaba en el espejo, me veía muy bien. Definitivamente debería de cambiar mi forma de vestir.

-¿Qué tal?- indagaron las chicas ansiosas por una respuesta positiva.

-Bueno... Es hermoso pero...- dije sin dejar de verme al espejo.

-¿Pero...?- repitieron las chicas poniéndose nerviosas.

-¿No será mucho para él?- pregunté volteándolas a ver.

-¡Puf!- rió mamá. -Eso es lo de menos. Se derretirá ante tus pies.-

-Yo creo que a lo que él más le importa, es que vayas con él.- argumentó Hiyori.