Narra _________:
-Tengo hambre...- se quejaba Yato haciendo muecas mientras cubría con sus manos su estómago que gruñía.
-Ya lo sé Yato, me lo has dicho más de diez veces.- dije irritada. Llevábamos horas caminando sin rumbo, buscando que nuestro destino sea llagar a casa. Pero por andar atendiendo sus quejas, me tropecé con una piedrecilla, haciéndome caer.
-¡_________! ¡¿Estas bien?!- indagó preocupado el dios socorriendome, pero un gruñido de parte de mi estomago respondió, haciéndome avergonzar de mi misma.
-El hambre puede ser tan... Irritante...-
-Ven vamos.- dijo el ojiazul parándose frente a mi, dándome la espalda, y agachándose, como diciéndome que me subiera sobre él. -Si algo que he aprendido de vivir en la calle, es que hay que luchar por conseguir tu comida.- sonreí y con dificultad me subí a su espalda. Rodeé su cuello con mis brazos sin apretarlos, olía bien, a qué se debía, no sé, pero me era agradable.
Luego de unos minutos, decidí continuar caminando, ya era bastante para el pobre sufrir hambre y además cargarme sin un rumbo. Yo rogaba por que me llamaran y eso nos permitiera teletransportarnos, pero para colmo, me había quedado sin batería. Pero mientras pensaba en las soluciones y las descartaba, logramos llegar a la ciudad.
-¡Llegamos!- informé casi con lagrimas en los ojos.
-¡Aimi!- gritó alguien mi nombre, haciendo que Yato y yo volteáramos a ver de donde venia la voz masculina llena de alegría. Sin que pudiera ver quien era, alguien se me avalanzó, casi perdí el equilibrio, pero esta persona me abrazaba con fuerza. -Gracias al cielo que estas bien.- decía el chico mientras acariciaba mi cabello como si se tratase de un gato.
-Aisuke.- dije casi sollozando al reconocer la voz. Después de haberlo nombrado, él se alejó un poco de mi para verme a los ojos y acariciar mi rostro.
-¿No te hicieron daño? ¿Estas cansada? Que alivio verte otra vez... Pensé que no te volvería a ver.- dijo mi shinki con lagrimas en los ojos.
-Gracias por preocuparte de mi.- fingió toser Yato.
-Estoy feliz que ambos estén bien.- dijo el de ojos color cobre posando una mano sobre uno de los hombros del dios.
-¡Yato!- gritó Hiyori abrazando al de cabellos oscuros.
-¡__________! ¡Yato! ¡Están convida!- gritó Yukine abrazándonos a los dos como si fuera un niño que encontró su peluche favorito.
-Me alegra verlos de nuevo.- sollocé abrazando a los inesperados. -¿Pero cómo nos encontraron?-
-Bueno, Hiyori nos trajo hasta ustedes.- respondió Aisuke.
-Bueno, puedo reconocer el olor de Ya... ¡Es decir! El tuyo a distancia.- añadió nerviosa la de cola gatuna. Sonreí aliviada de que todo estaba bien, y que podíamos reencontrarnos, pero recordé que acabábamos de escapar, por lo que estarían buscándonos.
-¡Tenemos que irnos!- exclamé angustiada.
-¿Por qué?- indagó Yukine.
-Se los explicaremos en el camino.- dijo Yato de manera seria, los que llegaron a socorrernos asintieron con la cabeza, y todos emprendimos carrera hasta algún lugar seguro.
******
Narra Narrador:
-Mamá no sabe que me secuestraron, ¿cierto?- indagó la diosa del amor para contar si estaba involucrada su madre en todo este rollo.
ESTÁS LEYENDO
Dos Flechas Y Un Blanco (Yato/Yukine y tu) [CORRIGIENDO]
Fiksi PenggemarNarra _____(tn): "Mi corazón está dividido y mi mente confundida, no sé como pude enamorarme de dos personas al mismo tiempo, de alguna manera ambos se metieron en mi corazón pero solo uno se quedara en él. Ambos son tan diferentes pero especiales a...