Quiero Ser Tu Único Dueño

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¡Aviso! Contenido explícito, apto para +18. Si lo quieres leer, se te pide de discreción. Ahora... ¡Continuemos!

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Narra ________:

Desperté sin razón alguna. Estaba acostada a lo ancho de mi cama, mis pies tocaban el frío suelo, y mis notas y libros estaban tirados por toda la cama. Parpadeé un par de veces y luego de restregar mis ojos con mis manos me estiré mientras bostezaba. Me senté en la cama y pensé en lo que me había quedado.

-Genial, me quedé dormida.- pensé pesimista al ver a mi alrededor. Recogí todas mis cosas y las puse en mi escritorio. Fue en eso cuando escuché que alguien golpeaba la puerta principal. Volteé a ver a todas partes hasta encontrarme con mi reloj, eran las nueve de la noche.

-¿Quién podría ser a estas horas?- me pregunté mientras me levantaba perezosamente de mi cama. -Lo siento cama, me tendrás que esperar. Sabes que te amo.- me despedí del objeto mencionado antes de salir de mi cuarto. Considérenme loca si quieren, pero amo a mi cama.

Caminé poco a poco hasta llegar a la entrega, y justo cuando iba a abrir, reflexioné la situación.

-¿Y si es alguien que quiere hacerme daño? ¿O será Aisuke? No creo, estaba furioso como para regresar hoy.- pensaba. Como estaba sola aquella noche, opté por creer en mi primera suposición.

Tomé un florero que estaba cerca y me asomé por el visor de la puerta. No había nadie, bueno, no veía a nadie. Tomé aire y abrí rápido la puerta, llevando el florero sobre mi cabeza esperando a lanzárselo a la persona, si fuera alguien con malas intensiones. Pero seguía sin ver la presencia del visitante. Una fresca brisa se introdujo a la casa y chocando contra mi, haciendo que un escalofrío recorriera mi cuerpo y que mi camisón blanco transparente se inflara un poco. Comencé por checar mi lado derecho, luego de haber observado que no había nadie, volteé a mi lado izquierdo.

-Hola ________- saludó sonriente Yukine.

-¡Ah!- grité por la sorpresa, soltando el florero por la impresión. Pero los reflejos de Yukine fueron tan rápidos, que lograron atraparlo antes de que se me cayera encima.

-Yukine, me asustaste.- regañé en susurros.

-Lo siento.- sonrió.

-Ven pasa.- dije jalándolo del brazo y adentrándolo a la casa. -No es seguro que estemos afuera a estas horas.- comenté mientras cerraba la puerta con seguro. -¿Necesitabas algo?- indagué cortes mientras sonreía.

-Quería disculparme con Aisuke por lo de hoy.- dijo el rubio agachando la mirada.

-Él... No se encuentra en casa...- dije triste. -Pero en cuanto regrese le diré que llegaste.- dije con una media sonrisa.

-Gracias...- dijo Yukine sonriendo.

-Hay otra razón por la que estas aquí.... ¿Cierto?- pregunté sonriendo pícaramente.

-Si.- respondió el de ojos color ámbar después de soltar una bocanada de aire. -Después de lo de hoy... Las cosas se pusieron incomodas entre Yato y yo... Y bueno... ¿Podría quedarme aquí por un tiempo?- su pregunta me sorprendió, pero respondí sin pensar.

-Claro.- dije feliz. -Iré por ropa de Aisuke, dudo que se moleste si te la presto.- dije tomando su mano y llevándolo al cuarto de invitados. Luego fui al cuarto de Aisuke, tomé ropa y regresé al cuarto donde había dejado a la visita.

-Muchas gracias _________.- dijo el chico mientras tomaba la ropa entre sus manos.

-No hay problema.- dije tímida. -Si necesitas algo, puedes ir a mi cuarto, es la ultima recámara.- dije mientras me marchaba.

Dos Flechas Y Un Blanco (Yato/Yukine y tu) [CORRIGIENDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora