Te Necesito

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Nota de Toonofilia Fanfics😎:

Este capítulo contiene lenguaje explícito y para mayores de 18 años, queda a responsabilidad del lector la decisión que tome, si gustan leerlo, espero que lo disfruten. Se requiere de discreción... ¡Comencemos!

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Narra _______:

Después que las visitas se fueron, comí un cereal con leche fría. Luego me reuní con Aisuke en la sala. Era increíble que ese día era... Ése día, o más bien, noche.

-Ya llegué.- dije cerrando la puerta detrás de mi con una sonrisa infantil. La agitación estaba a oscuras, solo la luz de la luna alumbraba el lugar.

-Muy bien.- dijo Aisuke sonriente al verme. Me acerqué a él tranquilamente y me paré frente a él, casi invadiendo su espacio personal. Como era una cabeza más alto que yo, tuve que alzar mi mano y tocar su mejilla cariñosamente ladeando la cabeza. Él respondió igual, cerrando los ojos y tomando mi mano con las suyas, agradeciendo la acción llena de cariño.

-Cuídate.- susurré.

-No debes preocuparte, todos los años lo hacemos ¿recuerdas?- comentó tratando de sembrar seguridad en mi.

-Regresa pronto.- susurré antes de que Aisuke tomara mi mano y la besara dulcemente. Después del acto, retiré mi mano y la metí en uno de mis bolsillos, sacando un cuchillo, pequeño pero afilado. Se lo di y él lo tomó lentamente.

-Nos vemos mañana, no te duermas tarde.- dijo antes de besar mi frente. Lo acompañé hasta la puerta principal, la abrí y dejé que se fuera, y una vez que lo perdí de vista en la oscuridad de la noche, cerré la puerta y regresé a mi cuarto.

-Por favor que esté bien.- susurré mirando al techo, suplicando a algún dios que me ayude también.

Me puse mi pijama, un camisón transparente, por alguna razón me gustaba mucho, y me tiré en mi cama. Cerré los ojos con el tal de emprender un viaje al país de los sueños.

Estaba caminando en una casa, los muebles estaban tirados y las cosas desordenadas. Estaba pequeña, una niña de cuatro o cinco años. Por estar viendo a mi alrededor, pisé un charco con mis pies desnudos. Agaché la vista y noté que tenía un color peculiar. Un color rojo en el cual apenas podía reflejarme. Y se perfectamente que era... Sangre.

Desperté de la pesadilla con la respiración agitada, al ver que estaba en casa segura de todo peligro, me volví a tirar en mi cama antes de suspirar.

-Solo era una pesadilla.- pensé mientras cerraba los ojos para poder dormir nuevamente, pero unos ligeros golpes contra el cristal de mi ventana hicieron que abriera mis ojos y me sentara de repente para saber de que trataba.

-¿Yato?- dije al reconocer el rostro. Lo pensé un momento, y por alguna razón, salí corriendo para abrir la ventana y dejar que entrara.  -¿Qué haces aquí?- dije mientras el saltaba al interior de mi habitación con un suave ruido.

-Solamente quería verte.- respondió mientras observaba mi oscura habitación.

-¿A estas horas de la noche?- realmente no era tan tarde, pero ya no era momento de recibir visitas.

Dos Flechas Y Un Blanco (Yato/Yukine y tu) [CORRIGIENDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora