Suplente

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Narra Aisuke:

Después de haberme desahogado, llorando por las calles en la noche. Regresé a casa. Si seguía así, podía dañar a _______. Por lo que decidí volver en cuanto amaneciera y no hubiera tanto peligro. Llegué a la casa y me adentré en ella silenciosamente, pues suponía que mi ama siguiera durmiendo.

Caminé de puntitas una vez que cerré la puerta detrás de mí, con el tal de evitar el más mínimo sonido. Pero cuando me dirigía a mi habitación, vi que en la sala habían unos cojines en el suelo. Como en esta casa soy el responsable de hacer el aseo, desvié mi camino a la oscura sala.

-Esa Aimi, ordené la sala antes de irme.- pensaba de manera pesimista. Pero aún así, lo hacia con gusto. Increíble odiarse a sí mismo por sentimientos tan comunes a lo largo de nuestras vidas. Pero al prender las luces, me sorprendí de lo que mis ojos me mostraban.

-¡¿YATO?!- mi ama dormía estaba en el regazo de ese vago, y él la abrazaba mientras reposaba su cabeza sobre la de ella.  Ambos dormían tranquilamente hasta que mi grito de sorpresa interrumpió sus sueños.

-¿Aisuke?- dijo adormilada Aimi mientras se despertaba y tallaba con una mano uno de sus preciosos ojos, mientras que el ojiazul se despertaba y estiraba sus brazos. -¿Ya llegaste?-

Tan pronto como ______ dudaba de mi presencia, no pude evitar hacerle una llave a Yato, tirándolo al suelo.

-¡¿Pero que rayos haces aquí?!- dije al tenerlo inmóvil, mientras éste se quejaba de dolor.

-Aisuke... No es para tanto...- decía mi ama con una cara insatisfecha, algo apenada y confundida.

- decía mi ama con una cara insatisfecha, algo apenada y confundida

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(👆Algo así se puso ______👆)

-Soy una visita, no debes tratarme así.- reclamaba Yato mientras se quejaba de dolor.

-¡Más te vale no le hayas hecho nada o juro que te mato!- cuando tuve suficiente de hacerlo sufrir, lo solté, haciendo que él dejara ir un suspiro de alivio. Desde que lo vi no me agradaba, me liaba la impresión de que quería algo con ______, pero además de eso... Que algo no andaba bien, parecía que ya lo había visto mucho antes. Y ahora lo encuentro durmiendo con ella en su regazo, obviamente no me daba buena espina.

-¡Qué alegría tenerte de vuelta, Aisuke!- gritó mi ama abalanzándose sobre mi. Aunque momentos atrás estaba molesto o muy sobre protector, no pude evitar corresponder tal cariño.

-Pensé que era mejor volver.- dije al corresponder el abrazo.

-¡¿Por qué no me hacen caso?!- reclamó indignado el de cabellos oscuros infantilmente.

-¿Aún sigues aquí?- indagué con seriedad, esto hizo que Yato se sintiera.

-¡¿Aún sigo aquí?! ¡Te recuerdo que me acabas de hacer una llave y me tiraste en el suelo! ¡Obviamente no me he ido!-

Dos Flechas Y Un Blanco (Yato/Yukine y tu) [CORRIGIENDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora