Espectáculo

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Rumors - Neffex
Middle finger - Bohnes
Réquiem for Blue Jeans - Bastille

La noche llegó, y con ella, el espectáculo para nosotros, los "vírgenes" en este ámbito.
La verdad es que el local estaba a rebosar, y no de gente agradable, siendo sinceros.
Según iban entrando, todos ellos le daban la mano a Crocodile; cada uno tenía una mesa asignada dentro de la sala. Sólo los más importantes o influyentes se sentaban al lado del jefe.
Pudimos ver a Moria, incluso a Caesar, el científico más nombrado. Estaba implicado en uno de nuestros casos... Demasiado implicado en el caso de Trafalgar. Debería andarse con cuidado esta noche.
La gente seguía llegando, y nosotros estábamos sentados en primera fila, con el escenario en forma de P delante.
Incluso Sanji había salido de la barra después de dejar "barra libre" a todos.
Franky estaba apoyado en una columna, junto con Ussop.
Nami se encontraba sentada encima de Sanji, a cuyo lado estaba Chopper.
Parecía una reunión familiar.
Trafalgar estaba al lado del escenario; no cerca nuestra, debido a que pensamos que podía causar sospechas, pero tampoco demasiado lejos.

El alboroto era constante. Risas de mujeres, acompañantes de los perros de baja calaña, se mezclaban con los gritos que pegaban algunos que ya iban bastante cargaditos.
Luffy se tomó un par de cervezas, y yo me cogí cuatro botellas de Sake.

No sabía por qué, pero estaba nervioso.
Así que antes de que empezara siquiera el espectáculo, me había tomado dos botellas enteras y había cogido otras tres, de repuesto.

Robin pasó delante nuestra, siendo vitoreada por bastantes hombres. Me fijé en que Crocodile la miraba fijamente... como exigiéndole un buen trabajo esa noche.
Iba vestida con una falda de cuero más que ajustada y una chaqueta vaquera encima, que le tapaba bastante; al menos, aún.

Cuando pasó al lado de Trafalgar, se agachó a darle un beso en la mejilla, aprovechando él para darle una cachetada en el culo. Me puse furioso. ¿De qué cojones iba?
Robin se quedó sorprendida, y respondió mirándole con cara de asco, y diciéndole unas palabras que no llegué a escuchar. Esa es mi chica. Espera, espera. ¿Qué mierdas?

Sentía que debía hacer algo, así que cuando pasó al lado nuestra, la agarré del brazo y la acerqué a mí.
Ya estaba algo bebido, pero aún se podía decir que sabía lo que hacía.
-¿Qué pasa? - preguntó ansiosa, casi asustada.
-¿Que qué pasa? Que cuando te veo caminar y mover ese culo que tienes, embutido en cuero, me dan ganas de arrancarte las bragas a mordiscos. - Había soltado la bomba. Obviamente, si hubiera estado sobrio, no se me habría pasado por la cabeza el simple hecho de decirlo (aunque sí que lo hubiera pensando con tanta fuerza que creo que ella, y cada una de las personas que estaban en esa sala, podrían haberlo oído).
Robin me miró fijamente unos segundos, y me soltó una sonrisa tan jodidamente seductora, caliente y cargada de promesas sexuales que me puse muy duro.
-¿A ti quién te dice que yo lleve bragas?

Tras soltarme esa frase, se marchó, meneando ese jodido trasero tan delicioso, para subirse al escenario.
¿Ahora cómo manejaba yo la situación en la que me había metido? Aparte de la erección de caballo que intentaba taparme con la chaqueta que había llevado.
Tomé un largo trago de saque.
Esta noche iba a ser muy larga, y muy dura.

Las luces se fueron apagando, y comenzó el espectáculo.

Robin apareció en medio del escenario, agarrada a la barra de pole dance.
Comenzó a sonar Rumors por los altavoces, que sabía que Franky se había dedicado a distribuir esa mañana, y Robin comenzó su dulce tortura.
Después de despojarse de esa chaqueta, pude ver que sólo llevaba un body azul oscuro, muy justo, junto con la falda.
Comenzó a deslizarse por la barra, haciendo movimientos que yo no sabía siquiera que existían.
El silencio era absoluto. Todos los hombres de la sala estaban embelesados en ver cómo esa mujer acoplaba sus movimientos decadentes al ritmo de esa canción que, a priori, parecía tan "apropiada" para ella.
Era lo más jodidamente sensual que había visto en mi vida.
Era como si lo enseñase todo, pero sin hacerlo. Era como una danza sensual individual, donde ella sóla se bastaba para todo.
Cuando acabó la primera canción no se la veía sudada siquiera. Y no entendía cómo podía ser, ya que el hecho de subirte y dar vueltas a una barra sujeta sólo por las piernas era un ejercicio muy complejo.
Esta mujer no paraba de sorprenderme.

Fortune (Zorobin)  •ACABADA•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora