Fortune (Zorobin) •ACABADA•

Fuertes o débiles.

Mi estado de ánimo no mejoraba de ninguna de las maneras.
Robin había desaparecido de mi vista, aunque se suponía que seguía en el campamento, ya que los demás sí se cruzaban con ella.

Sería lo mejor.

Yo no soy yo mismo desde entonces. Huraño, cabreado... Ahora me dedico a pasar las horas del día entrenando y durmiéndome contra cualquier superficie contra la cuál me apoyo.

Tampoco me cuadran las cosas... Es demasiado extraño el hecho de que no haya noticias, y el comportamiento de esos tres nos escama a todos.
Tashigi sigue intentando acercarse a mí, de forma descarada. Tal vez... debería darle una oportunidad. Al fin y al cabo, ya sé a qué debo de atenerme.

Luffy continúa comportándose de manera rara; me mira con desaprobación y pasa mucho tiempo con Trafalgar. No lo entiendo.
Hablando del rey de Roma....

-Zoro... - Trafalgar me saluda con una inclinación de cabeza.
-¿Qué pasa, Law? - decido seguirle el rollo. ¿Quiere actuar como si no hubiera pasado nada? Adelante.
-Simplemente me preguntaba... ¿Cómo es posible que alguien tan sumamente imbécil como tú no se haya extinguido aún? - Sus ojos conectan con los míos.- Pensaba que las leyes de la naturaleza funcionaban buscando la evolución de la especie, no el atraso o su total destrucción. En fin... - se encoje de hombros - la vida es un misterio.

¿Perdón?

-¿Cómo dices? Me parece, Trafalgar, que te estás equivocando... - me estoy comenzando a encender.
-Me has escuchado perfectamente, Roronoa. - Su mirada se endurece. - Eres un completo imbécil.
-Tú... - no logro acabar la frase. Tashigi hace acto de presencia y se planta a mi lado como una centinela.

-¿Qué se supone que estás haciendo  Trafalgar? - pregunta mientras se coloca las gafas sobre el puente de la nariz.
-Supongo que Dios los cría, y ellos se juntan. La verdad, ella te pega más. - Sonríe de medio lado, de forma cínica. - Robin se merece algo más. Va a resultar que al final te voy a tener que dar las gracias y todo.

Trafalgar comienza a andar, dejándome plantado y con la cabeza llena de dudas.

-¡Trafalgar! - Tashigi da un paso al frente. - Te recomiendo que guardes más respeto. Esos aires podrían traerte muchos problemas. Aquí no te vamos a permitir esa superioridad de la que haces alarde. Por menos que esto, habrías acabado muerto si no estuviésemos en esta situación...
-¿Sabes, Tashigi? - La marcha de Trafalgar se detiene, a la vez que gira su cabeza para mirarnos a ambos. - Ten clara una cosa. Soy más fuerte de lo que tú serás jamás. A estas alturas, deberías de saber por qué reglas se rige este mundo; y - vuelve su vista hacia delante, continuando con su camino - sólo los fuertes elegimos cómo morir. Los débiles no tenéis ese derecho. Piénsalo antes de hablar, ya que, si no estuviésemos en esta situación, habrías muerto por mucho menos.

Sólo se escuchan las pisadas de Law alejándose. El silencio se ha instalado entre nosotros. Tashigi se ha puesto absolutamente pálida, y yo no sé cómo sentirme respecto a este arrebato de Law.

¿Cuándo han cambiado tanto las cosas?

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No entiendo por qué, pero estoy nerviosa. Miro a mi alrededor, buscando a Baby 5. He quedado con ella para ir a ver a Joker; es la mejor coartada que tenemos.

Observo mi aspecto en un escaparate. Ropa demasiado ajustada, ojeras marcadas, demacrada... Lo más difícil ha sido escoger la ropa. No están siendo buenos tiempos anímicos para mí, así que la situación ha ayudado a meterme en el papel.

Veo cómo aparece la muchacha por la esquina del callejón. Camina con ansiedad, mirando de manera desconfiada hacia todos lados. Parece que no soy la única nerviosa aquí.

-¿Nico Robin? - se acerca hasta mí, y habla en un tono bajo. Tiene la voz rasposa, y puedo ver que es guapa, a pesar de todo lo que tiene encima.
-Baby 5 - le devuelvo el intercambio. Es lo más seguro.
-Vamos. - Arranca a andar de vuelta al callejón por el que ha salido, con paso rápido y seguro, demostrando que sus pies conocen el camino de vuelta.
Intento prepararme para esto. No hay guión escrito, ni planes fijados. No hay nada seguro. Sólo la mezcla de la verdad con la improvisación.

Después de callejear durante un rato, pasando por sitios en los cuáles se olía la verdadera podredumbre de la raza humana, la miseria a la que conduce la desesperación, llegamos a una simple puerta roja empotrada en una pared de piedra.
La pintura está descascarillada, acorde con el entorno; no destaca, pareciendo que se ha fundido con la suciedad de las propias calles.
Baby 5 llama varias veces con golpes secos, tras los cuáles quedamos en espera hasta escuchar pasos al otro lado de la puerta.
Se abre una rendija y veo cómo unos ojos asoman por ella, evaluándonos. Baby 5 aprovecha y se mete directa, abriendo la puerta a su paso.

-Aparta, Buffalo. - No se detiene a esperarme, por lo que decido seguirla, intentando no conectar mis ojos con los de ese tal Buffalo.
-¿Qué nos traes, niña? - se queda cerrando la puerta, para después alcanzarnos.
Estamos en una sala simple, que sólo dispone de una mesa con un televisor de tubo encima de ella, y un par de sillas de madera para las cuáles ha pasado mal el tiempo.
Veo una semi-automática encima de la mesa, cosa que no me sorprende.
-No te importa, pedazo de mierda. - Baby 5 me agarra del brazo y tira de mí hacia unas escaleras. - Es para Joker. Tú dedícate al porno y a pensar si se habla ya o no tu mano derecha con tu mano izquierda.

-Niña, ese fue un problema serio. Sabes que eso me preocupa. - Se mira las manos mientras habla. ¿Es en serio? ¿Qué tipo de mierda se ha metido este tipo? Su atención pasa rápidamente a mí. - Bueno, habrá que pedirle entonces al jefe que luego nos deje catarla un poquito.
Se acerca a mí, poniendo un dedo bajo mi barbilla, alzándola.
-Tú tranquila... - su aliento me da náuseas. Veo cómo se le cae el moco, y me aguanto el asco que me produce. - Te lo haremos pasar bien. Probablemente estés tan colocada para cuando empecemos que ni siquiera te des cuenta de cuántos somos.

Giro la cabeza, apartándome de su toque.
Lo lleva claro.

-Vamos, joder. - Baby 5 tira de mí, arrastrándome escaleras arriba, y alejándome de ese hombre, que me mira lascivamente. ¿Dónde nos estamos metiendo?