El golpe final

1.1K 45 20
                                    

Después de la noche que pasé con Zoro, recargué fuerzas.
Aunque me dolía todo, en parte valía la pena.
Al día siguiente, me vestí lo más normal que pude, intentando mostrar los moratones que me había dejado Doflamingo, intentando parecer orgullosa.
Cuando llegué frente a él, se sorprendió al verme. Aunque su gesto quedó oculto tras esa sonrisa enfermiza que siempre ponía.
-¿Vuelves a por más, Nico Robin? -sus ojos me escrutaban debajo de aquellas gafas tan horteras, que me moría por quitárselas de un bofetón.
-Sigo bajo tu servicio, Joker. Y yo no rompo mi palabra. -Sonreí de forma coqueta y me balanceé un poco, dejando ver las marcas que me hizo ayer.

Tras unos minutos de silencio, se levantó de golpe y me agarró del brazo. Tiró de mí por pasillos y pasillos, hasta llegar a un sótano.
Allí estaba Caesar, con su bata de laboratorio, el cuál nos miró entrar sorprendido y enfadado.
-¿Qué coño hace esa puta aquí? -luché contra las ganas de partirle todos los matraces en la cabeza.
-Es fiable. -Giró si cabeza hacia mí. -Nico Robin, esto es el SAD. Mi nueva próxima bomba comercial. Baby 5 ya la ha probado.. -una sonrisa retorcida apareció en su rostro, y me asusté.
-¿Cómo está ella? ¿Está bien? ¿Puedo ir a verla? -me di cuenta demasiado tarde de que había hecho demasiadas preguntas.
-Luego la verás. Antes, quiero que la pruebes tú.

Dicho esto, me llevó hasta una silla giratoria que tenía Caesar al lado de su mesa de trabajo. Extendió mi brazo y, con maestría, buscó las venas más pronunciadas. Tampoco le costó mucho, ya que, como había adelgazado en estos últimos tiempos, se veían a través de mi pálida piel.

-Aquí. -Dijo, apretando un punto concreto de mi brazo.
Caesar apareció con una jeringuilla que contenía un líquido amarillo... Se parecía al de mi botiquín de emergencias.
La aguja era extremadamente fina, pero dolía más que una normal.
Miré extrañada a Joker por ese motivo, y él simplemente se encogió de hombros, divertido.
-Da emoción al asunto. ¿Preparada?

Apretó el émbolo y el líquido comenzó a entrar en mi organismo. Al principio no noté nada, pero por sus miradas expectantes supuse que sería normal, aunque eso sólo me asustó más por lo que vendría después.

A los pocos minutos, mi corazón se aceleró, mis pulmones no cogían el suficiente aire y me daban espasmos involuntarios en los músculos. En cambio, mi mente parecía estar en una nube. Aunque una parte de mí sabía lo que mi cuerpo estaba sufriendo, la otra parte pedía más de esa sensación.
Me hicieron recostarme en el suelo y se quedaron observando mi reacción. Entre espasmos y alucinaciones, vi cómo mis manos se alzaban hacia ellos, pidiendo más.

Joker rió y miró a un orgulloso Caesar, al cuál se le había subido el ego por las nubes.

Dios mío. Si con la primera dosis ya creaba tal necesidad, no quería saber cómo sería inyectarse eso de forma continuada.

-El único problema, -escuché que Caesar le comentaba a Doflamingo - es que tiene un alto poder de destrucción. Si su consumo es constante, acaba quemando las venas y, finalmente, los órganos.
-¿Y a mí eso qué cojones me importa? -Joker reía, extremadamente divertido ante tal monstruosidad. -Nos vamos a hacer de oro, Caesar. Sólo piensa eso.
-Si a mí también me da igual lo que les pase a esos infelices, sólo que no le andes metiendo mucho de esto a todas tus putas, o no daremos a basto para tirarlas al canal.

Ambos comenzaron a reírse. Estaban enfermos. Yo intentaba guardar la mayor cantidad de información en mi cabeza; esto era de vital importancia.

-Si todo va bien, dentro de tres o cuatro días estará en el mercado. -Doflamingo comenzó a alejarse de nosotros.
-Eh, no me dejes a esta aquí -Caesar me señaló con asco.
-Llama a Monet y que la lleve con la otra.

Fortune (Zorobin)  •ACABADA•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora