Desde el pasillo, con sus pies bien plantados en el suelo y sus manitas sosteniéndose del marco de la puerta, EunJi observó la ancha espalda de su papá, que estaba tendido en la cama. Él estaba completamente inmóvil.—No está muerto —susurró para si misma, pensando en voz alta. Apoyó su mejilla en el marco—. Sólo está triste.
Y al cabo de unos segundos, y un poco de meditación, ella avanzó muy lentamente, sin hacer ningún tipo de ruido que pudiera ser brusco. Subió a la cama, a espaldas de él.
YoonGi se sobresaltó al sentir el delgado brazo de su hija pasarle por la cintura. Volteó, alarmado, y dejó salir una risa sin ganas al ver que sólo era ella.
—Me asustaste —dijo, con un suspiro de por medio.
EunJi sonrió, su ancha sonrisa de conejito, perfecta copia de la de JungKook, removió el corazón de YoonGi.
—A pesar de que eres pequeña, pensé que eras Kookie.La sonrisa de ella desapareció. En cambio, una expresión de curiosidad apareció.
—¿Dónde está papi?
—No lo sé. Con Tae, probablemente.
—¿Va a volver?
YoonGi no respondió. Un largo momento de silencio se formó entre ambos. Él se acercó más a su hija y la envolvió entre sus brazos, acariciando su liso y oscuro cabello, mimándola con todo el amor que le tenía. A ella, a su primera hija. A su bebé, que años atrás habría de convertirlos en padres a él y a JungKook.
Lo más valioso que tenía, junto con SeongJin. Y JungKook. Incluso si no era el caso de él.
—Quién sabe —respondió finalmente, arrastrando las palabras.
#sad