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—Hola.

YoonGi abrió los ojos vagamente.

Sonrió cuando su mirada se encontró con JungKook asomándose por la puerta de la habitación con un rastro de timidez, moviéndose intranquilo.

—Hola —YoonGi respondió en voz baja y con dificultad. Él estiró su mano hacia JungKook con un obvio anhelo.

JungKook rodeó la cama y atrapó la mano de YoonGi con la suya, mirándolo fijamente a la cara, perdiéndose en sus facciones. Estaba hinchado, sus párpados pesados y su cabello revuelto.

—Te ves hermoso —rió, acariciando sus nudillos.

YoonGi frunció el ceño con claro disgusto.

—Debo verme tan mal como me siento —gruñó como un niño enfurruñado, y gimió al moverse apenas un poco—. Siento que se me saldrán las entrañas por esta asquerosa abertura.

—No pasará, relájate.

Él volvió a gemir, removiéndose con incomodidad en la cama, aun cuando insistía que el movimiento le provocaba dolor. JungKook suspiró, pero no dijo nada, sólo se mantuvo en silencio, entrelazando sus dedos juntos y dejando caricias en las suaves manos de su esposo.

Su esposo.

Sonrió. Todavía se sentía tan surreal, que a veces creía que en realidad nada de ello estaba pasando y él quizás había entrado en coma o algo. La palabra parecía un sueño. YoonGi tumbado en la cama, la bebé a su lado, en su cunita; todo parecía una fantasía.

YoonGi dejó de moverse y JungKook lo vio tragarse un sollozo.

—Deja de mirarme así —murmuró, su respiración irregular. Como siempre, el muy terco intentaba fingir que le dolía menos de lo que realmente lo hacía.

JungKook no respondió. La sonrisa de su rostro se apagó, mudando a una tranquila expresión nostálgica. La cálida sensación en su pecho se sintió extenderse por todos sus adentros. Y a pesar de su queja, YoonGi le sostuvo la mirada.

Sus pequeños ojos oscuros, unos de los rasgos más hermoso que tenía, brillaban. Todo en YoonGi parecía irradiar luz.

Un suspiro inconsciente abandonó el cuerpo de JungKook. Él soltó la mano de YoonGi y subió las suyas hasta sus mejillas, un poco más rellenitas de lo usual por la hinchazón. Sus pulgares acariciaron su pulso, luego su mandíbula y finalmente el rubor debajo de sus ojos.

—Te ves hermoso —repitió, incluso si no era lo que YoonGi quería oír. No era ironía. Él no quería ser sarcástico.

Él creía genuinamente que aquellos pequeños ojos, labios secos y ese adorable sonrojo, eran la cosa más hermosa del mundo. HoSeok se habría reído de él por ser tan cursi y un cliché de hombre enamorado, pero a JungKook no podía importarle menos. Él reconocía ser ese cliché.

YoonGi sostuvo sus manos, apoyándose en su toque. Y JungKook lo besó. Con mucho cuidado de no arrojar su peso sobre el frágil cuerpo adolorido de Yoongi, se inclinó y rozó sus labios. Tierno, lento y necesario, él había querido hacerlo desde el momento en que había oído el primer llanto de su pequeña hija. Había sido más de una hora desde entonces, en donde él y sus amigos habían podido conocer a la bebé y YoonGi debía recuperarse de la anestesia.

Estar con EunJi lo había ayudado a no comerse las uñas de la ansiedad.

Cuando se separaron, la pequeña risa enternecida de YoonGi lo avergonzó.

—Ow, bebé, estás llorando —YoonGi dijo con gracia, pasando su pulgar por las muñecas de su esposo.

JungKook sacudió la cabeza, sorbiendo su nariz. Estaba sonriendo, con sus orejas sonrojadas.

—Es que… —negó—. Es… Wah, tenemos una bebé, YoonGi. Tú y yo. Somos padres. Es… Dios, es increíble.

—Lo sé, parece mentira. Quiero decir, es mitad yo y mitad tú. —YoonGi susurró cerca de sus labios, manteniendo esa sonrisita cómplice como si estuviesen cotilleando de algo secreto. Tiró de JungKook hacia él y lo besó fugazmente en los labios, para luego continuar con esa complicidad—. ¿Has visto la hora de su nacimiento?

—Doce y dieciséis de la noche —dijo JungKook, algo confundido.

YoonGi lo miró fijamente, alzando sus cejas. JungKook se sonrojó ferozmente.

—Wow, cierto…

—Ven aquí.

YoonGi hizo el intento de abrazarlo, y JungKook se esforzó en corresponder sin aplastarlo. Las grandes manos recorrieron su espaldas, el cálido aliento de YoonGi rozó su oreja.

No pudo reprimir una risa ansiosa.

—Vamos, sólo dilo.

—Feliz cumpleaños —YoonGi murmuró sobre su oído.

JungKook tomó una larga respiración. Su voz sonaba temblorosa cuando habló, sus labios acariciando el lacio cabello de YoonGi.

—Me has dado el mejor regalo de mi vida.


































SE SUPONÍA QUE SUBIERA ESTO EL 1 DE SEPTIEMBRE EN ESTE LADO DEL MUNDO, PERO VIERON QUÉ INCIERTA ES LA VIDA??? JEJEJE

Perdón x nacer

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Gracias por leer, cositas ❤

¡Jeon Min por dos! »kgDonde viven las historias. Descúbrelo ahora