JungKook lo tomó por las caderas, arrimándose hacia él y besando sus labios reiteradas veces, rápido y corto. Él estaba riendo entre besos mientras sentía la impaciencia de su esposo porque no le daba lo que quería.—¿Acaso son besos falsos? —murmuró con la sonrisa tonta en la cara.
YoonGi frunció el entrecejo e hizo un ruidito disconforme. Sus hombros temblaban de anticipación. Él quería besar con desesperación esos delgados labios que no había podido disfrutar correctamente las últimas semanas, perderse entre lo caliente de sus suspiros mezclándose y chupar la húmedad de la lengua ajena.
La sonrisa de JungKook desapareció cuando vio a YoonGi morderse el labio inferior y sonreirle de una forma muy diferente a la suya. Las grandes manos de su esposo recorrieron todo su costado y subieron hasta su pecho. Él empujó a JungKook, despacio, pero lo suficientemente fuerte para hacerlo retroceder hasta chocar con el borde del escritorio.
JungKook apenas pudo quejarse, que las manos de YoonGi ya estaban envueltas en su cuello, enredándose en los cabellos de la nuca de JungKook y su boca sobre la de él.
No se resistió, a pesar de verse tentado a hacerlo y seguir jugando con la paciencia de su pareja. Él dejó a YoonGi juguetear con sus labios, inclinando la cabeza para un mejor ángulo y abriendo para que sus lenguas pudiesen enredarse y atacar la cavidad bucal del otro.
El insistente chasquido y los largos, pesados suspiros de YoonGi se vieron interrumpidos por un pequeño gemido suyo al sentir la mano de JungKook colarse debajo de su ropa.
—Puedo notar cuánto me extrañaste —JungKook murmuró sobre sus labios, rompiendo el contacto por un momento y jadeando por la falta de aire. Sus manos recorrieron con ansiedad la espalda desnuda de su esposo, por debajo de la camisa de él. Sintió, en sus palmas, los temblores de YoonGi y la forma en que su piel se erizaba—. Estás muy sensible.
—Ha pasado un tiempo desde la última vez —exhaló con algo similar al alivio y un tono meloso, dejándose caer sobre Jungkook, apoyó su barbilla en su hombro y aprovechó para besar, lamer y chupar lo visible de su cuello—, ni siquiera he podido masturbarme.
JungKook cerró los ojos, entregándose a las sensaciones de los dulces belfos de su pareja. Él jadeó a la par que sus manos bajaron, metiéndose muy lentamente por el pantalón y posteriormente por la ropa interior de YoonGi; moldeando la redondez entre sus palmas, apretando, extasiándose de los suspiros bajos y ansiosos de YoonGi.
—Bueno, eso puede arreglarse —dijo con sorna. Abrió los ojos y clavó la mirada sobre la cara de su esposo—. Mírame —le demandó.
YoonGi obedeció.
Sacó una de sus manos y lamió dos de sus dedos, todo bajo la atenta mirada de él. Rió al ver cómo YoonGi abría su boquita, como un niño pequeño ansioso de recibir un dulce. Su mano volvió a la parte trasera de YoonGi, tanteando con sus dedos humedecidos el ano de él. YoonGi abrió más la boca, pero ningún ruido salió de ella.
JungKook quitó su otra mano esta vez, subiéndola hasta la altura de su rostro, se escupió en la palma. Ella se coló por el frente de los bóxers de YoonGi.
YoonGi gimió, un temblor lo recorrió por completo.
—Wow —La voz de JungKook fue dura, grave—. A penas unos besos y ya estás así. A este paso, serás sólo tú el que reciba diversión —a pesar de sus palabras, sus manos no se detuvieron. Por un lado, uno de sus largos dedos se había enterrado casi por completo en la entrada de YoonGi, estrecha y caliente, él lo movía con lentitud; hundiéndolo, sacándolo, dibujando círculos en su interior. Al frente, su puño apresó la punta de su tierna y endurecida polla, acariciando el glande con su pulgar, volviendo loco a YoonGi con cada toque y sensación.