19

5.4K 735 193
                                    


YoonGi no supo cómo reaccionar o qué hacer cuando, dejando caer la mirada hacia el piso, JungKook comenzó a llorar. Podía oír sus hipidos y la forma en que sorbía su nariz.

No era el momento, pero pensó que su llanto se escuchaba como un gatito recién nacido. O un gato adulto agonizando.

YoonGi se golpeó mentalmente.

—No llores... —dijo, incómodo.

¡Oh, perfecto! Se mentalizó. Le acabas de patear el maldito corazón y ahora le dices que no llore. Muy efectivo, Min.

Él recordó a sus primos pequeños. Cada vez que ellos querían algo y no lo obtenían, lloraban. Podían pasar horas llorando y YoonGi no conseguía que se callasen hasta que no los distraía con otro capricho. O los amenazaba. Amenazar a JungKook no sonaba como una buena opción ahora mismo.

Tomó una respiración y se acercó.

—Kookie, mírame.

JungKook negó. Sus hombros estaban temblando.

Resoplando, YoonGi insistió:

—Oh, vamos, JungKookie. No me pongas en esta situación. —Cuando JungKook ni siquiera se movió, YoonGi suspiró desganado y se sentó a su lado. Él apoyó su mano en la espalda se JungKook y lo acarició, brindándole un pobre consuelo.

JungKook se tensó, un escalofrío recorriendo cada parte de su espalda y hombros. Esto era raro. Siempre que YoonGi lo tocaba era raro.

—Sé que es difícil lidiar con un corazón roto. —YoonGi rió sin ganas—. Creeme que lo sé. Ahora mismo tengo tantas ganas de llorar como tú. —su mano seguía acariciando la espalda de JungKook—. Pero no sirve para nada, pequeño. Simplemente se terminó lo que se tenía que terminar. Y no me refiero sólo a una relación, también se terminan las ilusiones, también puede terminarse un sentimiento. Cuando se te pase la tristeza, entonces quizá se termine tu platónico amor hacia SeokJin. Y cuando yo esté sobrio una vez más, se terminará este hermano mayor comprensivo y filosófico.

Oyó una risa ahogada.

JungKook lo miró, con una adorable sonrisa y los ojos brillosos de lágrimas, los pómulos sonrojados y la nariz goteando.

YoonGi no pudo evitar sonreír, satisfecho con la reacción.

—Las cosas como son —rió.

Y de alguna forma, ambos habían acabado carcajeándose con ganas.

De a poco, la risa de JungKook se opacó, hasta quedar una media sonrisa pintada en su rostro.

—Gracias por abrir mis ojos, YoonGi —dijo con suavidad.

YoonGi lo miró.

—¿A qué te refieres?

—Si no me hubieses dicho que a Jin le gusta JaeHwan... —suspiró—. Yo probablemente seguiría diciéndome a mí mismo que sólo debo esperar a que él me note. Ya sabes, de esa forma...

Mirándolo en silencio, la mano de YoonGi viajó de la espalda de JungKook hacia su cabeza. Acarició su pelo negro. 

JungKook sintió sus manos temblorosas.

—¿Tienes frío? —preguntó, atrapando la mano entre las suyas. Efectivamente, su mano estaba helada.

—Por supuesto que lo tengo. Está helando —YoonGi habló en voz baja.

No lo pensó dos veces. Soltando la mano de YoonGi, JungKook abrió su chaqueta y esta vez tomó ambas manos. Él obligó a YoonGi a meter sus manos debajo de sus axilas.

Un tierno ruidito, producto del escalofrío, salió de sus labios. Por inercia, él intentó zafarse, pero JungKook no lo dejó.

—¿Qué haces? Te vas a enfriar, estúpido —YoonGi protestó. Además de tener sus manos bajo los escuálidos brazos de JungKook, también estaba peligrosamente cerca de él y era incómodo como la mierda.

JungKook sonrió, una sonrisa ancha y la más genuina que YoonGi había recibido de él alguna vez.

—Te estoy calentando, tonto.

—Eso suena muy mal.

JungKook rió.

—Bueno, no sé. Dime tú, ¿te estoy calentando?

La cabeza de YoonGi cayó sobre su hombro. Él estaba conteniendo una risa escándalosa, la tensión de sus hombros lo delataba. También podía ser el hecho de que YoonGi era una persona que reía en modo silencio, pero su expresión era toda divertida y visible. Él era realmente lindo cuando reía y sonreía, JungKook no se cansaría nunca de decirlo. No a YoonGi, obviamente.

YoonGi levantó la cabeza.

—Eres un atrevido. Casi me tragué esa fachada de chico respetuoso e hipersensible —rió, mirando a JungKook directo a la cara—. Me pregunto qué otras cosas escondes.

Dios, la sonrisa. No lo estaba dejando pensar.

—¿JungKook?

—Tienes una sonrisa muy bonita.

Ups.

La sonrisa de YoonGi se borró. En cambio, él alzó las cejas y abrió mucho sus ojos. JungKook no pudo evitar sonrojarse.

Lo estropeó; cuándo no.

Vio a YoonGi lamerse los labios con la punta de la lengua.

—Bueno... ¿Gracias?

—Perdón.

Él se carcajeó.

—¿Por qué te disculpas?

JungKook miró hacia su costado, evitando los ojos ajenos. Ahora era un buen momento para que toda la nieve que había acumulado el techo le cayera en cima, enterrándolo por completo debajo de ella.

Además todavía tenía las manos de YoonGi prácticamente envueltas alrededor suyo. Caray.

—M-me sobrepasé contigo... —murmuró sin mirarlo—. Perdón. De verdad.

No respondió. Un silencio se formó entre los dos. Lo único que se oía era el estruendo de lo que todavía ocurría dentro de la casa.

JungKook sintió su corazón caer directo hacia su estómago cuando YoonGi quitó sus manos lentamente. Él no se opuso, lo dejó apartarse a sabiendas de que lo había hecho sentir incómodo.

YoonGi se paró, y él todavía evitaba su mirada. Tenía miedo de mirarlo.

Un par de grandes manos sostuvieron su cara. JungKook se sobresaltó cuando YoonGi lo obligó a mirarlo. Él tenía toda la cara roja por el frío, pero al menos sus manos estaban calientes.

—No lo hiciste —dijo muy suavemente. Él se acercó.

JungKook tenía los labios entumecidos por el frío, pero él fue más que capaz de sentir la suavidad de los labios de YoonGi presionando en los suyos.

Todo pasó demasiado rápido como para que JungKook fuese consciente de qué estaba pasando.

YoonGi se separó y le sonrió. Palmeó su mejilla muy despacio y se alejó sin decir nada más.

Él se fue.

JungKook se quedó solo, sentado.

Afuera, en el frío, observó el cielo oscuro y el patio de la casa de TaeHyung repleto de nieve.

Oh por Dios.

Sus labios ya no eran vírgenes.




¡Jeon Min por dos! »kgDonde viven las historias. Descúbrelo ahora