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Todos estaban ebrios. Ésa era una buena y válida teoría. No es que Kim SeokJin realmente estuviera enamorado del chico con el se estaba besando, es que lo habían hecho beber de más y él no era consciente de lo que hacía. Sí. Definitivamente se trataba de eso.

JungKook tuvo que tragar, sintiendo una pesada sensación tapándole la garganta. Incluso respirar se volvió dificultoso.

TaeHyung parecía muy entretenido con Kim NamJoon. Sonriéndose de forma estúpida y coqueta, ambos parecían tener una conversación muy interesante.

De JiMin no sabía nada.

Lo último que recordaba de él, era que había sido arrastrado por los chicos grandes para que bebiera con ellos. JungKook sintió el corazón salir de su pecho de la preocupación cuando no consiguió persuadirlo de no hacerlo. Pero JiMin no lo oyó, y ahora, era probable, estaría tirado en cualquier rincón de la casa sin siquiera poder pronunciar su nombre. Su madre lo mataría, sino fuera porque acordaron quedarse en la casa de TaeHyung luego de la fiesta y ella jamás se enteraría.

JungKook estaba olvidado, solo, en un sofá, mientras el cumpleañero (a.k.a el Amor de su vida) estaba besuqueándose tan eróticamente con un chico mucho mayor que JungKook, sin importarle si con ello estaba hiriendo cada parte su pobre e inocente corazón. Sintió la necesidad de llorar.

Dejando su jugo de naranja a un lado (porque él no era como JiMin, él era responsable), JungKook se levantó de su lugar y salió de la habitación. Nadie lo detuvo, mucho menos lo siguieron.

Todos estaban demasiado ocupados metiéndose las lenguas hasta la garganta como para notar la miseria de un niño que ni siquiera había sido invitado.

En su silencio, mirando al cielo nocturno desde el patio trasero, JungKook finalmente lloró. Odió ser tres años mas joven que SeokJin; odió ser tan tímido como para proceder con él; odió al estúpido que lo besó antes de que JungKook pudiese hacerlo. También odió a JiMin y TaeHyung por dejarlo solo.

Estaba haciendo mucho frío. Él claramente hubiese preferido llorar en el calor de la habitación de TaeHyung.

—Eres un estúpido —dijo—. El más completo imbécil.

—Lo eres —una voz dijo, detrás suyo.

JungKook sintió su corazón subir hasta su garganta. Él tuvo que sostener con fuerza sobre su pecho debido al susto. Volteó, con sus ojos muy abiertos.

—¡Carajo! —gritó cuando sus ojos se encontraron con los orbes café de Min YoonGi, quien estaba sentado en un viejo banco de madera—. ¡Qué susto!

Él tuvo el descaro de reírse. Una risita suave y a penas perceptible. A pesar de su semblante que parecía gritar «aléjate o te arrancaré un brazo» y su voz súper raposa de secuestrador, a JungKook realmente le parecía que tenía una sonrisa muy tierna.

Cuando YoonGi sonreía con ganas, sus encías se veían. Muy lindo, sí, sí.

—Cuida tu vocabulario frente a tu mayor, niño irrespetuoso —YoonGi dijo con cierta diversión. Estaba extrañamente relajado.

JungKook lo analizó detenidamente.

—¿Está ebrio? —preguntó, acercándose lento y tomando asiento a un lado de él.

YoonGi se movió, dejándole sentarse.

—Quizá sí. Quizá no.

Una risita escapó de la garganta de JungKook.

—Lo está.

—No es tu asunto. —Lo codeó—. Es más ¿qué haces afuera? Está helando.

¡Jeon Min por dos! »kgDonde viven las historias. Descúbrelo ahora