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En silencio, JungKook analizó detenidamente a su pequeño hijo. Él estaba jugando con un libro muy ruidoso; cada vez que SeongJin apretaba un botón, una voz —que para JungKook sonaba muy aterradora— decía una palabra que luego él repetía por algún motivo.

No entendía la psicología de su pequeña mente. Tampoco entendía las palabras que SeongJin intentaba repetir.

Mirándolo, JungKook alzó la voz y dijo:

—Papá.

YoonGi, que estaba en el sofá haciendo quién sabe qué en su portátil, lo miró.

—¿Qué?

JungKook todavía miraba a SeongJin jugar e intentar hablar.

—Jin no sabe hablar.

—Él tiene dos años.

Los ojos de SeongJin se encontraron con los de JungKook. Él le sonrió y su padre correspondió el gesto, luego se distrajo de nuevo con su juguete. Y JungKook continuó:

—A su edad, EunJi hablaba bastante.

YoonGi suspiró.

—Cada niño tiene su propio proceso, JungKook —dijo, pasándose la mano por la cara—. No lo presiones.

—No lo hago.

—Bien. —Y YoonGi volvió a perderse en lo suyo.

Una vez más estaba en su propio silencio, analizando al pequeño. Ignorando lo que YoonGi había dicho, JungKook alejó el juguete y obligó a SeongJin a mirarlo a la cara.

—Jin, di papá.

SeongJin lo señaló con un dedo, riéndose.

—Papi —balbuceó.

JungKook fingió morder el dedo que lo señalaba, robándole carcajadas entusiastas a su bebé.

—Tienes razón, yo soy papi, no papá. —Llevándose una mano hacia la barbilla, preguntó—: ¿Qué está haciendo papá?

El  pequeño volteó, miró hacia YoonGi y volvió la vista a JungKook.

—Jubando —respondió, encogiéndose de hombros y alzando sus manitas.

JungKook rió, oyendo la sutil risita de YoonGi, que claramente oía la conversación que ellos tenían.

—¿Él está jugando?

SeongJin asintió, sacudiendo la cabeza con exageración. Apoyando sus manos en el suelo, él se paró. JungKook lo observó caminar y treparse en el sofá hasta alcanzar el lado de YoonGi. Él husmeó en la pantalla del ordenador, viendo qué es lo que YoonGi hacía.

—¡Leendo! —gritó.

YoonGi dejó el portátil a un lado y tomó a SeongJin entre sus brazos, besándole en las mejillas y riendo a la par de él.

—Se dice "leyendo" —dijo, apretándolo en un abrazo—. Y sí, estaba leyendo.

JungKook se echó en el sofá también, a su lado.

—No hablaste lo suficiente con él mientras estuvo dentro tuyo —rió, ganándose una mirada fulminante por parte de su esposo—. ¿Por qué me miras así? A EunJi solías hablarle incluso dormido.

—¿Qué estás diciendo?

—¡Es verdad! —JungKook protestó—. A veces daba miedo. Sé que querías hablar con ella, pero es que incluso ella necesitaba dormir ¿sabes?

Con el ceño fruncido y la palabra en la boca, YoonGi fue interrumpido por la voz de SeongJin.

—Te amo —dijo, golpeando a YoonGi en las mejillas con sus manitas. Sus labios estaban fruncidos, tirando besos en el aire.

YoonGi sonrió.

—¿Me amas?

Él asintió y se echó al frente, dándole un piquito en los labios.

—También te amo, pero no debes hacer eso —YoonGi lo reprendió, aunque aún sonriendo.

JungKook lo interrumpió:

—¿Amas a papi, SeongJin? —dijo, haciendo un puchero y poniendo una expresión de cachorro herido.

Y JungKook no supo qué lo hirió más: si la negación de cabeza de su hijo o la estruenda risotada de su esposo.






¡Jeon Min por dos! »kgDonde viven las historias. Descúbrelo ahora