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Él corrió, jadeante y sonriendo. No volvió la vista hacia atrás. No había necesidad, sabía que él estaba detrás suyo: podía oír su cantito alegre, el hipnotizante sonido de su risa y los golpes de sus pies en cada pisada.

Una mano fuerte, pesada, lo tomó por la muñeca y lo arrastró hasta lo oscuro de la acera. YoonGi gimió cuando su cuerpo se estrelló contra la rendija de algún negocio que por ahí estaba. Era muy consciente del desesperado palpitar de su corazón y los pesados jadeos propios, entremezclados con los ajenos.

Los ojos grandes, redondos y oscuros de JungKook brillaban, encendidos con una emoción que YoonGi no podía describir. Sus pómulos se alzaban de una forma hermosa gracias a esa espectacular sonrisa de amplios y blancos dientes. Incluso en la oscuridad, que volvía nublosa su vista, él lucía como la obra de arte que era; tan perfecto, tan hermoso que resultaba surrealista.

Sus brazos se cerraron alrededor de YoonGi, atrapándolo consigo. Arrinconándolo, sin darle chance alguna de huir.

Ninguno dijo nada mientras la distancia se hacía cada vez menos y ahora ellos podían respirar el aire del otro.

Las sonrisas se disiparon.

Las manos de YoonGi subieron lentamente, acariciando y explorando el abdomen de él, aunque sobre la ropa. Ellas finalizaron su recorrido descansando sobre los amplios hombros de JungKook. YoonGi se colgó de él, empujándolo más hacia sí, sus narices rozándose con la otra.

JungKook lo liberó de su improvisada trampa, aferrando sus brazos ahora en la estrecha cintura de YoonGi, acariciando con sus pulgares debajo de su suéter.

YoonGi besó la comisura de sus labios. Tanteando, tentándolo, probándolo. Él sólo besó los costados de su boca, llenándose de esa cálida suavidad que era la piel de JungKook sobre sus labios.

—Te amo… —murmuró sobre su boca, su voz tan suave y baja. Tan íntima como el abrazo de JungKook en su cintura y las caricias de YoonGi sobre sus hombros y omóplatos.

JungKook lo besó, sus labios presionándose juntos. Él no dejó a YoonGi apartarse. De cualquier forma, él tampoco planeaba hacerlo.

Respirando con dureza, YoonGi abrió la boca gustoso cuando la lengua de JungKook lamió sobre sus labios.

Él empujó más a YoonGi, sus cuerpos apretándose en todos los lugares correctos. Sintió su pelo ser jaloneado y acariciado mientras sus manos se paseaban tan a gusto sobre los glúteos de su pareja.

Sus respiraciones estaban hechas un desastre. Ellos era un completo desastre. Sonrojados, jadeantes y tocándose sin vergüenza alguna, aún estando en público. Incluso si era de madrugada y nadie se paseaba por el lugar a tan altas horas de la madrugada, siempre podían ser vistos por algún otro grupo de jóvenes que salían de las discotecas o  inclusive algún indigente.

Esta vez fue JungKook quien besó las esquinas de la boca de YoonGi. Luego sus mejillas. YoonGi no pudo contener la risa cuando JungKook comenzó a besarlo en toda la cara: desde su boca, hasta sus mejillas, frente y nariz.

—Yo también te amo —ronroneó entre tanto baboseo. Él se detuvo. Su frente cayó sobre la de YoonGi y lo miró fijamente a los ojos. Su pecho subiendo y bajando a un ritmo frenético—. Te amo más de lo que te imaginas, pequeño miau miau.

YoonGi cerró los ojos y dejó salir una adorable carcajada. Él golpeó a JungKook en el hombro.

—Nada de pequeño, soy mayor que tú —rió. Más que reproche, en su voz había diversión.

—Ya verás, el próximo año cumpliré diecinueve y deberás tratarme como a un  adulto —JungKook atacó su cuello, besando y succionando. YoonGi tembló bajo su toque—. ¿En tu casa o en la mía?

YoonGi suspiró, sus ojos cerrándose, atento a cada sensación.

—Eres un desastroso saco de hormonas…

JungKook encaró hacia él. Tenía una sonrisa arrogante pintada en todo el rostro.

—No puedo evitarlo, tú exhalas algún tipo de feromona que me vuelve loco. Asume la responsabilidad.

YoonGi miró hacia sus labios.

Tomando una larga respiración, empujó a jungKook lejos y le sonrió. Separándose de la rendija, YoonGi comenzó a caminar.

Con la boca abierta, JungKook lo siguió con la mirada.

YoonGi volteó a verlo una última vez antes de volverse y acelerar el paso.

Una pesada risotada salió de sus labios. Suspirando, JungKook comenzó a caminar, despacio, tomando carrera de a poco.

Ahí iban de nuevo.




















Escribí esto mientras escuchaba Love Me Like You Do de Ellie Goulding :]

Esto es antes de su hija ❤

¡Jeon Min por dos! »kgDonde viven las historias. Descúbrelo ahora