M a d r e

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Los delgados y rubios cabellos de Yoongi se mecían con la tenue brisa que entraba por las ventanillas del auto de Hoseok. Era la segunda vez que el joven salía al "exterior" y también la primera vez que se subía a un auto, por lo que el entusiasmo se le reflejaba en el rostro.

Sus ojos brillaban, maravillados por la simple vista de las tiendas y edificios que pasaban.

Desde el asiento delantero, el pelirrojo lo miraba de reojo cada cierto tiempo, mientras una sonrisa enternecida se formaba inconscientemente entre sus labios.

—Señor Jung ¿puedo ir adelante con usted? —soltó el más chico cortando el silencio que había estado instalado en el auto hasta el momento.

—No.

—¿Por qué no? —insistió el pequeño chico.

Y la verdad es que esa pregunta lo había puesto en problemas, ya que Hoseok había pensado en dejar a Yoongi en el asiento del copiloto, sin embargo estaba más que seguro de que si lo hacía, terminaría por distraerse mirándolo.

Cada vez que el rubio hacía un gesto o una expresión, se le hacía tan encantadora que no podía apartar su vista de él, mas si se hallaba cerca. Era como un estado de hipnosis del cuál era muy difícil escapar, el estaba muy consciente de ello y de lo mal que estaba pero aun así no podía hacer algo al respecto.

—Lo siento. Tendría que detener el auto, además siempre que hay accidentes el copiloto es uno de los más afectados.

Hoseok era bueno poniendo excusas, es más, era como algún tipo de especialidad para él.

—¡Entiendo! Entonces el señor Jung no es bueno conduciendo.

—¡Pft! ¿Cómo llegaste a ese tipo de conclusión?—rió levemente Hoseok.

—Porque sí es malo conduciendo, al ponerme aquí atrás significa que se preocupa por mí ¿no? —Sonrió entonces el angelical chico en lo que acercaba su cara al costado del asiento del conductor.

Ante tal encantadora acción, sin ningún tipo de dobles intenciones, todo el sistema nervioso del pelirrojo entró en pánico. Cuando Yoongi se acercaba tanto, un sentimiento de vulnerabilidad se apropiaba de él. Esa sensación, mas que incómoda, era agradable. Aunque para Hoseok era preferible deshacerse de ella.

Por lo cual, empujó con su dedo índice la frente de Yoongi lo suficientemente fuerte para hacerlo regresar a su asiento y lo suficientemente suave para no lastimarlo.

—Siéntate bien Yoongi. —lo regañó gentilmente.

El nombrado lleno de aire sus mejillas, para después sentarse correctamente con los brazos cruzados.

—No respondió a mi pregunta. ¿Sabe? Tengo curiosidad del porqué se preocupa tanto por mi señor Jung.

Hoseok suspiro. Aquello había sido raro, pues Yoongi por lo general no insistía tanto con un tema en especifico.

—Ni yo mismo lo sé pequeño. —contestó con simpleza.

¿Era su amabilidad con Yoongi pura? O ¿Acaso tenía motivos ocultos?

Las cosas complicadas no eran lo suyo. El sólo actuaba y ya. Pero en el caso de Yoongi no podía hacer eso, pues acercarse demasiado era tan difícil como alejarse del todo. Esto lo frustraba y lo hacía sentir confundido.

El rubio se quedó en silencio, posando su vista de nuevo en el camino, sonriendo. El señor Jung era muy extraño, sin embargo no le había negado el hecho de que se preocupaba por él.

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Tras un breve tiempo en el auto (y estacionándolo) ambos entraron a un centro comercial. El lugar era más grande de lo que Yoongi llegó a pesar en primera instancia, al igual que la cantidad de personas allí. Todo se había vuelto, de alguna manera, sofocante.

🌱 M i  p e q u e ñ o 🌱 Sope • HopegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora