L i b r e r í a

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Un joven hombre de cabellos azabache y estatura media (media baja según sus amigos mas cercanos), se encontraba caminando, su destino no era otro más que el de su librería favorita, aquel lugar al que escapaba cuando se sentía demasiado agobiado por su metódico y pesado trabajo.

Sentir la libertad que se suponía que tenía era complicado cuando un escritorio y cuatro paredes eran lo único con lo que sus ojos se encontraban a diario.

Afortunadamente para Jimin; los libros aún existían.

Cada vez que esos inusuales espacios en blanco aparecían en su agenda, visitaba la librería que se encontraba a pocas cuadras de su casa; el lugar había logrado captar su atención desde el momento en que vió la impresionante variedad de títulos que allí se exhibían y es que, los libros de ese lugar gozaban de una peculiar eminencia que no se hallaba en cualquier parte. 

El ambiente también era de su especial agrado, la iluminación era tenue pero suficiente, en invierno se sentía cálido y en verano fresco y esto sólo evidenciaba el cuidado con el que el lugar era adaptado en favor de la comodidad de sus clientes. Y de los libros.

En las tardes, se filtraba entre los estantes la suave esencia del té de manzana que era preparado por el encargado, un hombre de mediana edad que se sentaba a beberlo despacio tras el mostrador mientras observaba con una sonrisa complaciente todo el trabajo producto de su esfuerzo; el señor Kim que hacia de encargado, era la principal razón por la cual la habitación de Jimin estaba repleta de libros de ese lugar y es que, era imposible para él no quedar absorto en un libro recomendado por ese anciano cascarrabias.

El hombre era de buena familia, uno de sus hijos era incluso dueño de una conocida editorial, esto hizo que Jimin se preguntase varias veces la razón por la cual -a pesar de su edad y estatus- Kim aún seguía trabajando como un simple encargado en una librería.

Una vez dentro del lugar, todas las tensiones de Jimin se esfumaron como humo en el aire.

  —¡Señor Kim! ¡Ha pasado un tiempo! —Saludó animado, esperando recibir un regaño por parte del viejo señor Kim por andar gritando -como siempre hacia- pero lo único con lo que se encontró fue con una tímida mirada cargada de nerviosismo.

  — L-lo siento mucho. El abuelo Kim no se encuentra el día de hoy.

Una voz suave, pero grave, piel como la blanca nieve y un par de preciosos ojos rasgados...Esa vez -tras el mostrador- en vez del viejo señor Kim, se hallaba un encantador chico de cabellera rubia.

  —Señor cliente ¿Se encuentra bien? —Preguntó entonces el chico, un poco confundido por el permanente silencio del hombre.

Mientras tanto, Jimin no sabía como demonios esperaba que se encontrara bien después de haber visto semejante belleza  tan irreal.

  —¿Eh?...yo...no...— Balbuceó —E-es decir ¡si! estoy perfectamente bien —Carraspeó finalmente intentando disipar la vergüenza generada por su torpe actuar frente al mas chico.

—...Entonces... ¿Necesitaba al abuelo Kim?

—Ah... no realmente... pero... ¿Abuelo Kim? ¡¿Acaso eres su nieto?!

Al escucharlo, el chico rió mientras negaba con su cabeza y Jimin pensó por un momento que su sonrisa era realmente bonita.

—No— Negó—Es un mote de cariño. En realidad el señor Kim es el abuelo de un amigo mío.

—Ya veo...¿Él... el señor Kim se encuentra bien? Lo siento por preguntar pero es que no me podría imaginar al viejo dejando de trabajar aquí.

 — ¡Oh! no tiene por que preocuparse, el señor Kim se encuentra bien de salud, últimamente le dan muchos dolores de espalda y fue por eso que su nieto real lo obligó a que descansara unos días, pero como el abuelo es un poco terco, seguro volverá en unos días.

Jimin sonrió enternecido por la variedad de expresiones con las que el rubio se explicaba, su personalidad, le agradaba.

 —Bueno, si te dejaron la tienda, debes ser confiable entonces...ah...y discúlpame por no haberme presentado antes ; mi nombre es Park Jimin, soy un cliente regular así que por favor trátame bien de ahora en adelante —Jimin le extendió su mano. Tenía toda la intención de volverse cercano ese chico.

 —¡Por supuesto! Yo soy Min Yoongi. No estoy muy familiarizado con la tienda pero me encanta leer así que si necesita una sugerencia puede consultarme — El chico correspondió el gesto, dándole un apretón a su mano.

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El primer día de trabajo de Yoongi no había estado tan mal como lo habría llegado a pensar en primera instancia, todavía no estaba acostumbrado a lidiar con clientes pero se defendió bastante bien, además un chico amable fue visitar la tienda y charlaron un rato sobre libros, fue un poco cansado ordenar, pero en general no hubo nada que lo haya podido desalentar.

Aunque, una vez llegó a casa, Yoongi se inició a sentir completamente vacío.

Dos días habían pasado ya desde la última vez que vio el rostro del señor Jung. Esto era debido a que o no llegaba a casa o lo hacia demasiado tarde como para poder verlo.

Aún dejaba mucha comida para él en el refrigerador, pero ésta ya no sabía tan bien como cuando la comían juntos. Lo extrañaba mucho. Aunque quizás eso era lo mejor, porque después de todo, Yoongi se iba a ir de ese lugar pronto.

Sin embargo... la urgencia de verlo seguía allí ¿En qué momento llegó a arrepentirse de su decisión? El sólo quería, por una vez en su vida, dejar de ser un estorbo para la vida de alguien.

Entonces ¿Por qué ahora tenía pensamientos tan egoístas? ¿Por qué la idea de no estar junto al señor Jung le aterraba tanto? ¿Por qué si su anhelo era la libertad ahora quería ser atrapado? 

Buscó en todas las habitaciones de la casa con la esperanza de encontrarlo en alguna pero no tuvo suerte con ninguna. Quizá aun era muy temprano y solo debía esperarlo.

...si...solo debía hacer eso...

Sus pies descalzos caminaron sobre la fría madera del suelo y con su cabeza hecha un caos entró a la habitación del mayor buscando dejos de su presencia, la cama estaba bien tendida y eso solo significaba que el señor Jung no había dormido en casa la noche anterior, no pudo evitarlo, pero pensó en cosas que evidentemente lo lastimarían, cosas como en el señor Jung durmiendo junto a la persona que amaba o tal vez con una de las mujeres con las que a veces lo escuchaba hablar.

Aprovechando su ausencia, Yoongi se tumbó sobre la esponjosa cama de la habitación e intentó captar con su nariz todos aquellos rastros de la fragancia del mayor que aún reposaban sobre ésta. El aroma de Hoseok, era tan afable y sugestivo para su nariz, era como el olor de la piel de la naranja, pero sin ser escandaloso, era mas bien suave y al final estaba ese toque amaderado, era difícil de explicar, pero le encantaba. El joven rubio enterró su nariz entre las blancas sabanas y envuelto en el delirio de estar recostado junto al señor Jung, cayó rendido entre los brazos de morfeo. 

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Notaz pendejiaz:

agfdhjahksjlsd esa ultima parte me gusto como quedo.

Cuando escribí este capitulo pensé en que la mente del personaje de Yoongi es realmente complicada, osea ni yo que soy la que esta escribiendo esta madre entiende que es lo que quiere :VVVV 

🌱 M i  p e q u e ñ o 🌱 Sope • HopegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora