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M a l d i t a p r e p a r a t o r i a

Dos semanas habían pasado ya desde lo sucedido en el centro comercial y las cosas iban mejorando poco a poco; Yoongi le tenía más confianza a Hoseok e incluso se escabullia en su estudio a leer algunos de los muchos libros que este tenía allí.

Por otro lado, había un par de problemillas para Hoseok, quien estaba más que preocupado por su reciente autodiagnosticada "impotencia sexual".

Y no es que le molestara quedarse con Yoongi en casa los fines de semana viendo películas o saliendo a hacer las compras con él pero llevaba dos semanas ¡completas! rechazando las invitaciones de sus parejas casuales ¡No podía creerlo! Había algo extraño en el. Definitivamente.

—¡Bienvenido señor Jung!

Yoongi como de costumbre lo recibía con una preciosa sonrisa que lo hacía sentir aliviado.

—¿Bienvenido? —Hoseok se aguantó una risita —Qué lindo.

Y el pelirrojo no pudo evitar acariciar el cabello de su pequeño niño.

—¿No te aburriste estando sólo? —le preguntó en lo que se deshacía de su chaqueta y corbata.

—No. Estoy acostumbrado, además leí un montón, usted tiene muchos libros interesantes.

—En realidad no son tan buenos, pero si tanto te gusta leer, quizá debería comprarte algunos libros.

—¿De verdad?

Los oscuros ojos de Yoongi adquirieron un brillo especial ante la mención de los libros y si tanto le gustaban, entonces Hoseok le compraría todos los libros del mundo.

—Si. —Jung se tira sobre el sofá.

Incluso si no lo demostraba, el trabajo diario de Jung era bastante pesado, más aún para alguien que amaba moverse como él y esto fue fácilmente notado por el más joven.

—¿Está muy cansado señor Jung? —preguntó preocupado.

—¡Oye! ¿Qué hay con eso de señor? ¡Aún soy muy joven! —alegó Hoseok, algo ofendido— y si, estoy un poco cansado.

—Es por respeto a usted —explicó el chico —¿le gustaría que le diera un masaje?

El pelirrojo levantó una ceja. Tal vez... no estaría tan mal... tener las blancas y suaves manos de Yoongi masajeando todo su cuerpo...

—Si no te molesta, eso estaría bien.

—No me molesta. Es... algo que solía hacer para mi madre todo el tiempo. —dijo el rubio, posicionándose a espaldas de Hoseok.

De la nada, el pánico se apodera del hombre.

—Tu madre—Murmuró Hoseok antes de levantarse y agarrar el brazo de Yoongi con brusquedad —. Dime algo yoongi... esa mujer... ¿Acaso te hizo algo a parte de encerrarte?

—N-no. Solamente me regañaba cuando le decía que quería salir de allí.

—¿Estás seguro de que eso fue lo único que te hizo?

Más que enojado, Hoseok estaba preocupado ¿Qué tal si... esa mujer le había hecho cosas sucias a Yoongi? No quería pensarlo pero era inevitable.

—Bueno... cuando no la obedecía me dejaba algunos días desnudo y sin comida, a veces me golpeaba... un poco, p-pero nada más.

Sus palabras salieron con tanta simpleza, como día acaso fuese normal el trato que recibía. Eso le provocaba cólera. Tal vez... Haberla dejado ir ese día no había sido la mejor solución.

—Esa vieja bruja —presionó con un poco de fuerza el brazo de Yoongi.

—S-señor Jung... duele...