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B a ñ o

Los ojos negros, pequeños y rasgados de Yoongi lo miraban, traviesos y desafiantes desde el costado de uno de los tantos muros de su casa. Ambos llevaban un buen rato en medio de una ridícula persecución, causada por su muy reciente sugerencia al chico de que se diera un largo baño.

Hoseok amaba infinitamente el intoxicante y delicioso aroma natural de su amado, pero tres días sin lavarse el cuerpo le llevaba contando y aquel aroma se deterioraba. Era demasiado, incluso para él.

Temeroso de que esa mirada terminara por persuadirlo, se vió obligado a levantar su voz.

-Yoongi...¡tienes que bañarte!

-¡No quiero! -respondió el chiquillo con tono altanero y una brusca sacudida de cabeza hacia ambos lados.

Era raro verlo actuando así, sólo cuando se trataba de ciertas cosas, (como las zanahorias) Yoongi sacaba a flote su naturaleza infantil. Y de verdad que quería dejarlo salirse con la suya, sin embargo, él debía reafirmar su autoridad por esa vez.

Un quejido de extenuación finjida abandona los labios del pelirrojo.

-Sabes que no me gustan los mocosos mugrosos... -trató de convencerlo por milésima vez.

-...Entonces...¡consigase uno que no este mugroso!

-Yoongi este no es momento para actuar como un niño ¡Vamos! Ven aquí.

-Pero señor Jung...

Un movimiento de pestañas, labios abultados y cejas inclinadas. Parecía inocente, pero era obvio que trataba de manipularlo.

-Sabes que eso no va funcionar en mi ¿Verdad?

Con malicia en su sonrisa Jung se posicionó en frente del jóven, como predador asechando a su presa. El rubio al verlo acercarse trató de correr por inercia. Al final, fue demasiado lento y Hoseok terminó por atraparlo y cargarlo sobre su hombro cuán costal de papas.

-¿De verdad creíste que escaparías chiquillo? o te bañas tú, o te baño yo.

Con actitud juguetona palmeó los redondos glúteos de Yoongi e inició a subir las escaleras rumbo al cuarto de baño, en donde ya tenía la bañera llena de agua, que seguro había pasado de caliente a tibia.

-¡No! ¡suélteme señor Jung! ¡tonto!

Chilló el "costal de papas" mientras daba suaves golpes sobre la espalda del mayor.

- ¡Increíble! ¿Y ahora te atreves a llamarme tonto? en serio necesitas un baño para alejar todas esas impurezas.

Después de eso el pequeño Yoongi no produjo ningún ruido durante todo el camino al baño. Una vez dentro de este, Jung se aseguró de cerrar la puerta para impedir cualquier intento de escape de su gatito.

-Ahora quítate la ropa.

Ordenó Hoseok una vez que los pies descalzos de Yoongi tocaran los azulejos del baño.

-¿Eh?¿qué? -vociferó Yoongi avergonzado.

-¿Qué? ¿o acaso quieres qué te la quite yo?

Sus ojos cargados de bromista pervesión miraron al pálido de pies a cabeza. Lo estaba molestando, era obvio (quizás no tanto), no obstante Yoongi sintió que sus palabras podrían llegar a ser serias.

-N-no -tartamudeó -. Pero primero ¿Podría darse la vuelta?

Con una corta sonrisa y haciendo caso a las demandas de su cohibido amante, Hoseok se dió la vuelta.

Las manos temblorosas de Yoongi comenzaron a deshacerse de los botones de su camisa, uno por uno, con tortuosa lentitud.

Incapaz de soportar perderse semejante espectáculo, Jung decidió observar de soslayo hacia el reflejo del espejo que se hallaba a sus espaldas y en frente del joven rubio.