F a m i l i a

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Hoseok miraba con ternura el pequeño cuerpo que descansaba apacible sobre su regazo.

Luego de los acontecimientos en el centro comercial, el jóven rubio había llegado muy cansado a casa, así que luego de cenar y darse un buen baño de agua tibia (bastante forzado por cierto) cayó rendido sobre el sofá o más bien sobre las piernas de cierto hombre pelirrojo que no parecía para nada disgustado con la posición en la que se encontraba.

Y ¿cómo quejarse? si gracias a la cercanía podía ver con lujo de detalles el rostro de Yoongi; su blanca piel brillando, la manera en que sus pestañas lucían más gruesas al mantener los ojos cerrados y sus rosados labios fruncidos al dormir.

Hoseok estaba seguro de que había algo malo en él, porque ya llevaba demasiado tiempo en esa misma posición.

Entonces, su momento de observación intensiva tuvo que detenerse al ser interrumpido por el sonido de su celular. Miró el identificador y al ver el nombre de un extranjero que conoció en un club, contestó rápidamente con una sonrisa de oreja a oreja.

—Buenas noches, Daniel.

«—¡Hoseok! ¿Acaso no vas a venir conmigo está noche?»

Al escuchar la propuesta del hermoso chico, bajó su mirada hacía la carita durmiente de Yoongi sobre sus piernas y sonrió sin remedio ¿cómo podría despertar a esa cosita? Por lo que, con todo el dolor del alma, Daniel debía esperar.

—Disculpame Daniel. Estoy un poco enfermo hoy.

«—Entiendo, es una pena. Espero que te mejores para el próximo fin de semana. ¿Sabes? Te compré un regalo.»

Esa última parte había sido dicha en un susurro que provocó que se le erizasen unos cuantos vellos a Jung.

—Eres tan lindo. Supongo que si dices eso me recuperaré muy pronto.

«—Adiós Hoseok~»

—Espero que te diviertas hoy. Aunque no sea conmigo.

«—Lo haré.»

Ambos colgaron y Hoseok suspiró amargamente, de repente ya no tenía el mismo interés hacía Daniel que antes. No entendía qué demonios le estaba ocurriendo ¿Quizás se estaba volviendo viejo e impotente sexualmente? ¡Imposible! Sólo tenía veinticinco años -casi veintiséis- ¡No lo podía entender!

—¿Señor... Jung... quién... era? —murmuró el más chico medio dormido.

¡Y para colmo vivía con un pequeño adolescente que le decía "señor" todo el tiempo! Aunque por esa ocasión se la perdonaría, única y exclusivamente porque se veía muy adorable a medio dormir.

—Un amigo ¿Quieres que te lleve a tu habitación?

Yoongi rió.

—Mi habitación... suena bonito...

Hoseok le devolvió la sonrisa y cargó al pálido entre sus brazos, sabe que cada vez que se despierta pierde por completo el sentido de orientación y tampoco es como si fuese pesado en todo caso.

—¿Ah sí? ¿Por qué suena bonito? — preguntó entonces el pelirrojo en lo que iniciaba a caminar escaleras arriba con él en brazos.

—Porque... es como si yo... tuviera.... un hogar....

—Lo tienes. A partir de ahora este es tu hogar y yo tu familia.

—Familia —soltó una risilla —eso suena mil veces más bonito...

Entonces, puso el grácil cuerpo de su pequeño sobre la cama y lo cubrió de pies a cabeza con varias sábanas.

—¿Tú crees?

—Sí. Gracias por ser mi familia señor Jung... lo quiero.

Y finalmente soltó un bostezo antes de caer dormido.

Esas últimas palabras...

Aunque hayan sido arrastradas lograron cavar en lo más profundo de Hoseok. Se sentía estúpidamente bien, el ser querido.

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🌱 M i  p e q u e ñ o 🌱 Sope • HopegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora