P a s t e l

1.1K 140 15
                                    

Las ventanas se hallaban empañadas por la humedad acumulada en el aire, la gente poco a poco iba añadiendo más capas a sus vestimentas y las calles iniciaban a verse cada vez más iluminadas.

Cada día que Yoongi veía la ciudad se quedaba fascinado, pues él, nunca había visto las festividades navideñas con sus propios ojos.

Pero, el inicio del último mes del año no siempre significaba que todo sería felicidad en el aire. Para Hoseok, cuya compañía se especializaba en exportaciones, era un infierno en carne viva. De hecho, en ese mismo instante, a pesar de ser domingo y estar en casa, se encontraba teniendo una importante llamada telefónica con uno de sus socios.

El pelirrojo caminaba ansioso de un lado a otro con el ceño fruncido, hablaba con un tal señor Choi y mientras tanto Yoongi, lo miraba curioso desde la barra de la cocina.

-Si, si....de acuerdo... ¿el sábado? ...no lo sé... -hablaba mientras mantenía una seria expresión en el rostro.

-Señor Jung. -llamó Yoongi tratando de llamar su atención.

-Si. - contestó Hoseok sin mirarlo y sin despegarse el móvil del oído.

-Es sobre el próximo domingo... verá... voy a comprar un pastel con el dinero que gané en mi trabajo y me gustaría saber si podía llegar más temprano para que lo podamos comer juntos...¿Es...estaría bien? -preguntó el chico, jugando con sus manos un tanto nervioso, ya que estaba consciente de que su petición podría sonar algo egoísta.

-Esta bien. -respondió Hoseok de nuevo sin girar a mirarlo.

Una sonrisa se formó en los labios de Yoongi.

Finalmente y después de un buen rato hablando y discutiendo sobre economía y cosas complicadas y difíciles de entender, Hoseok colgó y se acercó a su chiquillo para abrazarlo.

-Estoy cansado Yoonnie. Sálvame~ -suspiró mientras se apoyaba en el cuello del rubio, sacándole una risilla por las cosquillas que esto le producía.

-El señor Jung parece un perro grande.

-Entonces deberías acariciarme. -murmuró el mayor en broma o tal vez no.

Yoongi río de nuevo, complaciendo y deleitando a Hoseok con el sonido de su risa, después, muy suavemente, acarició la espalda del mimado señor Jung.

-Buen señor Jung.

Quien tenía la correa atada al cuello era Hoseok, si Yoongi así lo quisiera, podría jalar de ella en cualquier momento y hacer con él lo que se le diese en gana, pero no lo hacía, porque no lo necesitaba para atraerlo, lo hacía naturalmente, con sus encantos y esto solo aumentaba progresivamente la fascinación y deseo de Jung.

Los dientes del mayor apresaron la blanca piel del cuello del más chico. Los besos en el cuello y el rostro ya eran cosas de su cotidianidad, una que iniciaba a agradarle de sobremanera al pelirrojo.

-¡Eso dolió!

-Es tu culpa por decirme que soy un perro. -se burló.

-Lo siento.

[...]

Ya era el domingo 9 de diciembre, eran las seis en punto de la tarde y Yoongi ya estaba en su trabajo más que entusiasmado por la idea de comer pastel esa noche junto al señor Jung, a quién cada día veía cada vez menos.

-Yoongi... llegó un paquete para ti.

Lo llamó un viejo señor de mediana edad, con el cabello blanco y bien cortado y un par de lentes de marco negro que, según sus propias palabras, lo hacían lucir mas joven de lo que en realidad era. Se trataba del "abuelo Kim", como Yoongi solía decirle de cariño. El abuelo Kim había regresado no hace mucho a trabajar en la librería, si tuviera que describirlo, diría que era sarcástico y difícil de leer, pero aquello no lo hacía una persona desagradable, al contrario, era divertido e interesante hablar con él.

🌱 M i  p e q u e ñ o 🌱 Sope • HopegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora