M a c a r o n s

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El sonido de un reloj de pared de mal gusto se lograba escuchar con lucidez entre el silencio de la oficina principal del edificio de «Jungsik».

Una compañía dedicada principalmente a las exportaciones de distintos productos, mayoritariamente relacionados a la industria de la tecnología.

La mirada de un joven hombre de veintidós años se clavó de manera inusual sobre un objeto inerte. Esos últimos días se habían caracterizado por ser tediosos y mediocres, además de agitados.  

Añoró el olor a té de manzana.

—...

La puerta del lugar se abrió.

—¡Jimin-ah!

Gritó Hoseok al entrar. Vestía un traje que descoordinaba completamente con su personalidad; Infantil y idiota, a veces egoísta, pero siempre leal. Así era como lo describiría Jimin.

Esa cabellera pelirroja siempre le traía problemas. Sin embargo, los problemas que este mismo causaba, le daban un cierto matiz interesante a su vida.

—¿Qué rayos te pasa?

—Ya llegué ~  —habló con voz chillona.

Hoseok había estado ausente todo el lunes. Recuerda que lo llamó ese mismo lunes en la madrugada sólo para pedirle el día libre diciéndole qué «tenía que arreglar algo y queno, se moría».

Desde luego que ignoró por completo las recientes tendencias a hacer cosas sin sentido de Hoseok. Aunque de nuevo, no sabía porqué le pedía permiso si él era el jefe. Era ilógico por supuesto y aún así, no colgó hasta que Jimin le diera su tan anhelado "permiso".

—Ah...si... ¿Cómo te fue? ¿Ya arreglaste lo que tenías que arreglar?—le preguntó finjiendo desinterés.

—Si.

Respondió Hoseok sonriente.

—Pareces muy feliz para alguien que tiene montones de trabajo por hacer.

—No lo entenderías Jiminie.

—Como sea.

—Oye Jiminie... Tú... Puedes irte a casa por hoy.

—¿Hah?

Jimin miró a Hoseok con una clara expresión confusa.

—Ayer me cubriste ¿no es así? Es lo justo. Yo me encargaré de todo, así que ve a descansar.

Le pidió Hoseok en lo que se sentaba tras su escritorio.

Los ojos de Jimin se abrieron como platos. Creyó por un momento que tal vez estaba escuchando cosas.

—T-tú ¿Estás enfermo o algo?

Preguntó impactado. No es como si Hoseok fuera un jefe tirano. Jimin no tenía menos días libres en su agenda que Hoseok. Y tampoco recuerda una ocasión en la que haya trabajado el doble que él. Pero estaban en plena linea de fuego, más aún para quienes cargaban con el trabajo administrativo.

Estaba loco. No había mejor explicación que esa.

Los labios de su amigo se abultaron hacía arriba.

—Que cruel~ yo sólo quiero que mi adorado amigo descanse un poco. ¿No puedo?

Hoseok batió sus pestañas. Jimin estaba casi seguro de que si se negaba su amigo llegaría tan lejos como para llamar a los de seguridad para que lo escoltaran a la salida.

Su jefe tenía una impresionante energía y buen humor ese día. No desaprovecharía esa oportunidad.

—¿Qué demonios? Está bien. Pero más te vale qué no arruines nada.

🌱 M i  p e q u e ñ o 🌱 Sope • HopegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora