Se quito la capa negra que la protegía del frío y al mismo tiempo intentaba mimetizarla con la oscuridad de la noche (que apenas acababa de caer) solo por unos segundos, mientras se estiraba, intentando inutilemente librar la tensión de su cuerpo. Después de haber montando a orcajadas el caballo purasangre de su padre (que había robado junto a par de prendas masculina que ajustó ella misma) durante incontables horas, ya se sentía lo suficientemente extenuada como para agradecer -con cierto recelo- a cualquiera de las divinidades que suponía habitaban en los cielos al fin haber llegado a una posada, porque ella hacia tiempo había perdido la fe en lo divino, puro, Santo y bueno.
- Una habitación porfavor- pidió acomodando el gorro de su capa, ocultando sus rasgos lo mejor posible para pasar por un joven delgado, tímido y en el mejor de los casos misterioso, poniendo especial esfierzo en su cabello, no solo porque era un atributo más que femenino, sino por el color rojo vivo que caía en una cascada interminable de lava ardiente en su espalda, herencia de su madre mitad escocesa. Era lo suficientemente llamativo para que cualquiera pudiera identificarla únicamente mencionando su rasgo poco común.
El muchacho encargado de la recepción la miro con recelo pero se limitó a buscar torpemente la llave dentro de los cajones algo deslucidos por el clima implacable de la zona mayormente lluviosa, y a tomar sus datos con cierto nerviosismo que casi comenzaba a contagiarla.
Movió los dedos sobre la madera esperando con impaciencia nada habitual en ella, que el muchacho llevará acado su labor. No quería toparse con ningún noble que pudiera reconocerla como la hija del Baron de Berkeley, arruinado todas sus posibilidades de escape, su padre iria por ella tan rápido como pusiera un pie en Londres, la arrastría de nuevo a la casa que fue su cárcel por largos años y luego la obligaria a contraer matrimonio con su despreciable amigo, Lord Manchester -Sino la llevaba directo al altar por su puesto- el conde con fama de déspota y cruel, había enviudado ya tres veces y en ninguno de los casos se le encontró culpable de las misteriosas muertes de las condesas, que era de conocimiento público, vivían en pésimas condiciones.
Sólo esperaba que su tía política mantuviera la promesa de acogerla bajo su ala en pie, después de todo había perdido el contacto con ella hacia casi tres años cuando su difunto tío cayó enfermo por las terribles fiebres obligándolos a mudarse de manera permanente a surrey, donde vivió sus últimos días del Conde de Bearsted. Si sus cálculos no fallaban ese año su prima tendría que debutar en sociedad por lo que seguramente estaría toda la comitiva de los White, acompañando a la única damita de la familia y ella bien podría fungir como carabina o doncella de su prima Lady Eleonor o ayudar en la confección de vestidos en cualquiera de las boutiques que estaban tan de moda en Londres, solo necesitaba unos días, encontrar un espacio donde refugiarse, no pedía tanto.
Bridgett siguió al joven que amablemente se ofreció a mostrarle su habitación pidiendo disculpas por tardar tanto en encontrar la llave. Según le dijo esa noche estaba la posada repleta, la temporada social daría apertura en menos de un mes en paralelo con la cámara de Lores por lo que la nobleza entera se veía casi obligada a salir de sus magníficas casas de campo y hospedarse en Londres hasta la llegada del invierno cuando todos se retiraban a su casa principal a pasar las fiestas y la cámara de Lores sesaba sus actividades.
-Esta era la última habitación disponible, habrá un cuarteto animando la cena y se dispondrá un espacio para juegos de mesa- le animó el joven cansado quizá del monólogo que venía interpretando casi desde que habia llegado, obteniendo únicamente un asentimientos de cabeza de su parte.
Una vez estuvo sola dejo su bolsa de viaje a un lado sin siquiera sopesar la idea de acomodar nada dentro del armario, resultaba mucho más práctico mantener las cosas en su lugar, además al día siguiente partiría al alba, no necesitaba retrasos debía llegar con su tía pedir ayuda y esperar que las cosas resultarán lo mejor posible.
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Escapando Al Amor [PAUSADA]
RandomBridgett nunca confió en la buena o mala suerte, siempre supo que las riendas de su destino reposaban únicamente en sus manos (o eso quería creer) por lo que cuando se ve al borde del abismo, decide huir, escapando no solo de un terrible matrimonio...