La Luz y Oscuridad, como el día y la noche, como el tiempo tan infinito como efímero, se necesitan el uno al otro para en e contar sentido.
El cabello de color fuego de su esposa contrastaba con las sábanas blancas de su cama de una manera deliciosa. Verla dormir y sentir tanta paz al mismo tiempo era sin duda preocupante, pero esa mañana solo quería una tregua de esa guerra mental que había empezado desde que tomo la decisión de casarse con ella. El primer paso lo había tomado la noche anterior abriendo una parte de él que nadie conocía, trayendola a sus aposentos, haciéndola suya con fervor y entrega, dejándola entrar en la intimidad de sus aposentos y de cierto modo de su persona misma.
Tenía todo el derecho de disfrutar de su esposa, al final del día ella quería eso tanto como él, la noche anterior era la prueba y con creces, y aunque el antecedente con Dominik era algo que aún le molestaba de cierta manera sentía que podía creer en ella, lo sabía muy dentro de sí aunque su mente estuviera predispuesta a esperar lo peor y su juicio se viera nublado por los asuntos sin resolver con su familia que se volvían cada vez más pesados e irreparables con el paso del tiempo. Con él único que quizá consideraría hablar era con su hermano mayor que aparte de su perfección exagerada no encontraba en el marques otro defecto que él de seguir fielmente los designios de su padre. Además quería verlo a la cara y preguntar por su comportamiento con su esposa, quería verlo a los ojos y saber que lo que estaba en su cabeza existía solo ahí y no el mundo real.
La sintió moverse de manera perezosa entre sus brazos, haciendo sonidos parecidos a los de un gatito provocandole ternura y el más profundo deseo de llenarla de besos y caricias. Por él se podrían quedar todo el día en ese estado aunque sus responsabilidades con la casa de la fortuna y su administrador le reprocharan lo contrario. Llevaba años sin tomar un descanso o un tan solo día completamente libre quizá era momento de hacerlo podría llevar a su esposa a las afueras de Londres a un picnic en la naturaleza, salir de esa casa que se sentía tan grande y pesada, la quería tener solo para él, quería que sus ojos lo vieran solo a él con la misma ternura y cariño que la noche anterior.
Dejó un rastro de besos mientras ella abría sus ojos tan azules como el mar profundo que lo hipnotizaron por un momento, era extraño como sentía que estaba conectado a ella, como si la conociera de toda la vida, su alma la reconocia aunque eso era algo que no estaba listo para admitir. La lleno de besos cortos en cada espacio de piel que las sábanas dejaban descubiertas sintiendola reír debajo de su peso. Su risa de azúcar y miel era tan sincera y llena de júbilo que lo contagió obligándolo a detenerse y apreciarla con su carita de recién levantada, tan hermosa que solo podía desear llenarla de mimos.
-Buenos dias, hechicera, espero que haya dormido bien- dijo con la voz ronca de recién levantado, manteniéndose sobre ella con sus manos a cada costado sosteniendo su peso. Estar así se sentía casi natural, no solo para él, la sonrisa en la cara de su esposa lo hacia pensar que también para ella.
-No sabia que se despertaba de tan buen humor milord- respondió ella ahogando un bostezo, subiendo sus manos por su torso desnudo. Su toque era sutil, delicado y a la vez cálido, despertando sus sentidos.
Sabía que su baño estaba preparado, todos los días una tina con agua caliente lo esperaba para comenzar el día de la mejor manera, la idea de compartirlo con ella le parecía tentadora, y aunque las dudas de si todo aquello estaba bien aún ensombrecian su mente la tomó en brazos sintiendola más ligera de lo que pensó y la llevó a su cuarto de baño, desnudandola como a una niña restregrando con paciencia cada parte de su cuerpo, llenándola de besos esporádicos hasta que no pudo más y se dejó llevar por completo, haciéndola nuevamente suya. Dejando un recuerdo en cada parte de su espacio que ya no sólo era solo suyo sin quererlo lo compartía con ella porque sería imposible tomar un baño sin recordarla a ella, dormir en su cama sin sentir que le faltaba ella.
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Escapando Al Amor [PAUSADA]
CasualeBridgett nunca confió en la buena o mala suerte, siempre supo que las riendas de su destino reposaban únicamente en sus manos (o eso quería creer) por lo que cuando se ve al borde del abismo, decide huir, escapando no solo de un terrible matrimonio...