Pequeño adelanto

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Emmanuel Fayse era un hombre jugado por la vida, desde temprana edad había tenido que aprender el valor del trabajo pero mas importante del dinero, y no precisamente lo que se podía comprar con el, sino lo que la ausencia de este podía causar. No estaba orgulloso de lo que había hecho para hacerse con un par de monedas, pero sacar a su madre de las manos de marineros mal intencionados fue la principal motivación para él y su gemelo, Angelo. Quizá se les había ido la mano en algún punto terminado en la cárcel, por estafar a damiselas en una de las ferias locales, aunque eso era cierto no fue más que una excusa para un Conde gordinflon para la alejarlo de su esposa y su gemelo Angelo cayó con él.

Por eso estaba eternamente agradecido con Lord Cavanish, los había sacado a él y a su hermano de la cárcel y le dio a su madre un trabajo digno, no podían pedir nada más de la vida, su lealtad con el hijo del Duque era infinita al igual que su gratitud.

-Emmanuel, una dama esta en la entrada preguntado por Lord Gabriel- anunció uno de los encargados de la seguridad ingresando a su habitación, odiaba que algunas damas hicieran eso, llegaban llorando y abatidas preguntando por la identidad de la amante de sus esposos ofreciendo sumas de dinero que le dolía rechazar, porque ese era un club de caballeros diseñado para el juego y el alcohol, las mujeres que servían no eran prostitutas y lo que mantenía a los ricachones gastando dinero en el lugar era la adiccion al juego.

Aveces le molestaba que pensarán que lo hombres hacían cualquier cosa por una falda, habían otras razones para la perdición ¿Era eso tan impresionante?

-Esta cerrado, no atendemos a Ladys resentidas.

-No soy ninguna Lady resentida soy la amante del Lord Cavanish, y esperaré por él en su despacho- la voz de la mujer le helo la sangre, porque la conocía bastante Bien, por lo que los años le había echo a la dulzura e inocencia que antes lo traían loco, que lo llevaron a la cárcel como una vil cucaracha.

No había su cara pero no lo necesitaba, por el enorme hombre que cubría la puerta casi por completo, pero tampoco quería, la odiaba por ser la causa de sus males y los de su familia, y porque ahora quería destruir el matrimonio de Lord Gabriel, la pelirroja no se lo merecía, Bridgett era la mujer más hermosa y noble que conocía, no podía dejar que nadie la defraudará nisiquiera Lord Gabriel.

-Larguese Milady, a Lord Gabriel no le gusta que nadie entre a su despacho- negó poniéndose el pantalón apresuradamente para salir a enfrentar a la mujer.

-Ningún empleado me va decir que puedo y no hacer, usted no es nadie para pedirme que me vaya, le exijo me lleve al despacho.

-Usted no puede venir acá a exigir nada a nadie, yo soy el encargado de este lugar en ausencia de Lord Gabriel, así que porfavor retirese.

No supo que le molestó mas que no reconociera su voz o el hecho él haberla reconocido a ella, pero no se amedentro, salió de la habitación con la ropa desarreglada y el cabello revuelto, no sin antes tirarle una almohada a su gemelo que seguía profundamente dormido y que de todas maneras no se inmutó.

- Si puedo y lo voy a hacer- lo retó sin señal alguna de haberlo reconocido, y eso lo enfurecio aún más.

-Saquela y de esto ni una palabra a Lord Gabriel- ordenó al gigante que sólo gruñio en respuesta como cada vez que no estaba de acuerdo con algo, pero se apresuró a cumplir su orden.

Tomo a la mujer y la puso en su hombro como un saco de papas, mientras ella pataleaba y maldecia.

-Esto no se va quedar así Fayse, regresare, nadie puede decirme si puedo o no estar con Gabriel, menos por estar casado con una niña insípida

Emmanuel se tragó la ira contenida y por un segundo sintió miedo por esa sonrisa que sólo prometía desgracias.

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Un adelanto, tengo bastante tarea este fin de semana. Voy a tratar de dejarles el próximo capítulo mañana, espero me puedan entender.

Gracias por leer

Escapando Al Amor [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora