Estúpido, así se sentía por estar siguiendo a su esposa en cada paso que daba, pero esa mañana que la vio salir con un hermoso vestido de día que parecía casi nuevo, no pudo evitar pensar que seguramente su hermano la estaba esperando. Casi sintió que volvía a respirar cuando la vio entrar en una boutique, pero como todo en su vida siempre estaba esa palabra clave, casi, una constante que nunca iba a poder evitar, era casi hijo de los duques, era casi una buena persona, al menos si era un completo imbécil por permitirse un momento de debilidad donde casi volvió a confiar en ella, no le había dado dinero para comprar vestidos o accesorios, nunca se lo había pedido y él tampoco se había planteado ese hecho hasta ese preciso momento.
-Gabriel...- el susurro dulce y suave de los labios de su esposa lo hizo mirarla por primera vez desde que la interceptó en la salida de la boutique, tenía ojeras bastantes notorias, los labios en una línea recta y los ojos apagados.
-No hable porfavor Milady, no quiero escucharla- la cortó sabiendo el riesgo que significaba caer en sus encantos, lo hizo una vez y ahora estaban casado, no se convertiría en la burla de una mujer por muy bella que fuera y del descarado de su hermano.
-Tiene que saber que es la primera vez que hablaba su hermano y que en la tienda yo no estaba...
-La primera vez que nos vimos terminé entre sus piernas no veo diferencia los términos de su relaci...
La cachetada atestastada por la mano fría de Bridgett fue lo hizo callar de golpe, no por el leve cosquilleo que se extendió en su mejilla que debía estar roja, no, su silencio iba más allá de eso, estaba sorprendido, enojado y varias otras cosas más que no sabía definir. Su propio corazón latiendo acelerado resonaba en sus oídos haciendo un espantoso eco, al mismo compás de la respiración agitada de su compañera que se mantenía tan tiesa como una estatua.
Una estatua muy bonita.
-¡No vuelva a insinuar que soy una cualquiera, usted ha sido el único hombre...
-Entre sus piernas- completó al ver que ella perdía la valentía con la que había iniciado su discurso palabra a palabra.
Se acercó a ella, lo suficiente para intimidarla, el vestido que llevaba ese día la hacía ver mas bonita de lo normal, el azul era su color y eso que era un hombre sin sentido de la moda, sus ojos resaltaban más en esa especial tonalidad que estaba más cercano al color del mar que del cielo, su cabello parecía mas brillante y su piel mucho más blanca. No esque estuviera loco o quizá un poco, pero en ese instante quería besarla hasta borrar cada rastro de su hermano de su piel.
¿Por qué tenía que ser tan difícil?
-No se atreva a levantarme la mano nuevamente o lo va a lamentar encanto- la amenazó susurrando cada palabra lo suficientemente cerca para sentir sus labios rozando los propios con cada palabra, su respiración mezclada con la suya y la tensión tan palpable que ambos parecían atrapados en ese momento, como plasmados en un lienzo, atados a la voluntad de un tercero que había decidido ponerlos a los dos en el mismo espacio y tiempo.
-No se atreva a volver a insinuar...
Quizá se iba a odiar por eso y quizá la iba a odiar a ella un poco más de lo que ya hacía pero en ese instante robado de las páginas de uno de los escritores más avesados, beso a su esposa, con tanta necesidad y deseo contenido, que se dio miedo a si mismo, pero rápidamente alejó esos fantasmas no era momento de pensar, porque si lo hacía la magia se iba a romper y él necesitaba eso y una excusa para consolarse después, para decirse que no estaba pensando mientras lo hacía, para culpar a los impulsos y no a sus deseos.
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Escapando Al Amor [PAUSADA]
CasualeBridgett nunca confió en la buena o mala suerte, siempre supo que las riendas de su destino reposaban únicamente en sus manos (o eso quería creer) por lo que cuando se ve al borde del abismo, decide huir, escapando no solo de un terrible matrimonio...