Caminar por las tiendas de Bow Street del brazo de su esposo mientras esperaban que terminaran de ajustar el vestido, era algo... inusual. La tensión entre los dos era palpable, al igual que era demasiado consciente del contacto de sus brazos que iban unidos, tocandose solo lo estrictamente necesario. Las personas a su alrededor los miraban con curiosidad que no tenían la delicadeza en disimular, pero nadie se atrevía a hablarles directamente, las situaciones del matrimonio pudieron ser escandalosas pero la realidad era que estaban casados y por más que el hecho estuviera en boca de todos, eran al fin y al cabo marido y mujer. Lo sucedido en la posada no era de conocimiento público, o eso quería creer, no se había detenido a indagar, era lo mejor para su buen estado mental. Ella no estaba acostumbrada a llamar la atención, en sus temporadas sociales pocos caballeros mostraron interés en ella y cuando lo hacían rápidamente daban la vuelta al descubrir su nula aptitud para la conversación, su falta de encanto y su carente habilidad para el baile, a eso debía sumarle su falta de dote y sus atuendos que estaban lejos de ser el último grito de la moda, en resumen un fracaso social rotundo.
Gabriel por su parte parecía abstraído en sus propios pensamientos, su intuición le decía que algo le estaba molestandolo, pero no iba a ser entrometida haciendo preguntas que no le correspondían, tampoco comenzar una conversación parecia lo correcto cuando no estaba segura si él quería tenerla cerca. Prefirió dejarse guiar y mantenerse callada.
-Tengo una petición Bridgett- rompió el silencio su esposo mientras seguía caminando tranquilamente sin darle siquiera una mirada, por su tono de voz y actitud relajada tenia la impresión que aquello era algo sobre lo que había meditado con cautela.
-Lo que milord quiera- respondió ella solicita, no iba a salir de esa zona de seguridad después de los desaires que se había llevado, nisiquiera porque había usado su nombre de pila.
-No puedo tolerar que salga con mi hermano, yo sé que le dije que tenía libertad para hacer lo que quisiera pero nunca imaginé que esto sucedería y verdaderamente me esta volviendo loco- confesó viéndola por primera vez con sus ojos azules vulnerables y llenos de sentimientos, aunque su expresión se mantenía serena, tratando de ocultar esa vulnerabilidad que nunca antes había notado.
Ella añoraba decirle que nada de eso era verdad, que solo era su imaginación jugandole una mala partida, que las cosas no tenían que ser así. Pero sabía que no le creería ni una sola palabra y que posiblemente repudiaria la repudiaria ¿Que sentido tiene tratar de hacer entrar en razón a alguien que solo escucha lo que quiere?
-Milord puede darlo por sentado- respondió ella con una sonrisa incomoda, pero tranquilizadora, ella quería paz de una vez en su vida. Si podían coexistir sin molestar al otro eso era más de lo que nunca pudo pedir. Era evidente que ambos los atormentaban sus propios demonios, era mejor dejar las cosas así.
Él le sonrió sin mostrar los dientes y aunque no era mucho, eso le bastaba para darse por bien servida. Estaba siendo irracional al pensar que las cosas entre ellos en algún momento pudieron ser más de lo que era en ese momento. Que Gabriel le pidiera aquello más que molestarla le daba la esperanza de al menos poder tener una comunicación más abierta.
Caminaron viendo escaparates con todo tipo de accesorios y joyas. Ella nunca había tenido accesorios finos, mucho menos joyas caras. Lo único de valor que conservaba era un collar que le perteneció a su difunta madre y que a su vez perteneció a su abuela. Su nana le entregó el collar en su primera temporada, alegando que era suyo por derecho, las demás joyas todas pasaron a ser posesión de su madrastra. Nunca lo usó y jamás lo haría más que una joya era una reliquia que mantenía en una caja de madera escondida debajo de la cama como un amuleto de la suerte. Permitió que sus ojos se deleitarán en las exquisitas joyas que se exibian para los compradores que iban como moscas a la miel, alentando el paso sin darse cuenta.
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Escapando Al Amor [PAUSADA]
RandomBridgett nunca confió en la buena o mala suerte, siempre supo que las riendas de su destino reposaban únicamente en sus manos (o eso quería creer) por lo que cuando se ve al borde del abismo, decide huir, escapando no solo de un terrible matrimonio...