Cobardía

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Nunca tuve
valor para
conocer tus pestañas
mojadas de salinidad.

Nunca acepté que
tu pasado estaba
marcado en ti
y que yo no sabía
cómo competir.

Nunca te
miré más que
desde una estática
fotografía
en la pantalla de
mi móvil.

Nunca fui lo
suficiente
pero me creí
lo necesario.

Nunca pregunté
por tus miedos,
supuse que detrás
de tu sonrisa
no quedaba en pie
ninguno.

Nunca me quise ir
hasta que tus ojos
apuntaron en otra
dirección.

Y así fui haciendo
todo mal,
conduciendo hacia
la meta equivocada,
dejando para mañana
mis hoy,
participando en nuestra
propia destrucción.

Necesito con urgencia
un juicio
donde yo sea
mi propia jueza,
y no para darme indulto,
sino para
declararme culpable
de nuestro fracaso
a la primera.

Ten calma,
te haré justicia.

Me juzgaré a pena
máxima.

EfímeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora