Eres todo lo que necesito

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Buscando el límite
del cielo
me tropecé con
tu sonrisa,
y retando a la suerte
seguí en mi obstinada
búsqueda.

Entonces,
el paraíso me consiguió a mí,
y fue cuando te repetí
alardeando de tus comisuras
levemente ladeadas
en armoniosa simetría.

Te vestiste de calma
y divisaste a la lejanía,
hasta la última extensión
que tus ojos
fueron capaces
de hacer.

Me aproveché del momento
y te dije sin peso
que te comenzaba
a amar.

Murmuraste algo
que no entendí,
y tuve que valerme
de la intuición,
delatada por un
rubor intenso que
emanaron tus tersos
pómulos,
le seguí al silencio
propio de la escena.
Rompiste con los
segundos tan eternos
y taciturnos.

Señalaste:

"Desde ahora ya no
me preocupa la muerte,
los planos y dimensiones
me han dejado de importar.
Escucho como pacientemente
nos acercamos a la tonada
perfecta".

Y así fue como por
vez primera me sentí
extasiada,
similar a quien
buscando
una rosa,
termina por conseguir
un jardín en primavera.

Si algo he aprendido,
es que definitivamente
no estás aquí para
llenar mis
vacíos,
o a soldar mis partes
resquebrajadas.

Vienes,
te quedas y por
si fuera poco
antecedes absoluta e
irrevocablemente a
todo.

Pactas con mis
males,
consigues mi
libertad
y
me salvas.
De la forma más
genuina,
eres todo lo que necesito.

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