No más

26 5 0
                                    

Pretendo recorrerte como
un camino que he andado
desde mucho tiempo atrás,
que no me hace tropezar,
que no me genera miedos.

Gravísimo error.

Quiero llegar antes
a mi destino,
sin detenerme a
explorar las piedras
que piso,
sólo porque ya las
«conozco»

Error doble.

Me aproximo a una
guerra advertida,
a una catástrofe
incendiaria de esas
que no muestran signos
de extinción,
ni cuando ves
como solo quedan
algunos vagos hilos de
humo y ceniza.

¡Mentirosos son todos los
que te dijeron que
yo aspiraba salir ilesa!
o que me concedieras
la victoria;
irrefutablemente no.

Quiero pelearte sin
verte caer,
aunque eso signifique
verme caer a mí.

Vamos,
estoy esperando
tu estocada.

Sin protestas,
hicimos de esta
historia
un suceso
que nos mira,
una ráfaga de
rosas recién cortadas
que va en cámara
lenta para no perder
detalle,
una cama fría
apoyada contra la
pared desnuda de
una habitación sin
dueño.

Amo lo
que siento cuando
me atas a tu cintura,
a tu ímpetu.

Hubo una fase
en la que me sentí
inexperta,
quizás expuesta también.

Entonces me
soltaste y me pediste
volar.

Así fue como
descubrí que era
completa y absolutamente
tuya.

Pronuncié sin titubeos
«Quiero quedarme»
Puesto que
las ganas de irme
nunca hicieron presencia.
Esa es la libertad
que conozco y que
quiero.

Te miro y
extiendo mis manos
frente a ti
y te exijo vuelvas
a esposar mis muñecas
con el arnés de tus deseos.

Te pido las dejes
tan ajustadas
que no me sea posible
olvidar tu nombre.

Esta vez para siempre.
Y de la manera más
cortés,
no me sueltes más,
por favor.

EfímeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora