Más que ayer

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Anoche comencé a
mirarte detenidamente
a través de la luna.

Desde mi ventana,
el tempestuoso
cielo clamó tu luz,
mientras yo
te seguía
contemplando
aunque se me
hiciera tarde.

Este bendito afán
mío,
me imposibilita
percatarme de mi
amargo destino.

Lo más cercano
a la razón es
callar un tiempo
eterno,
por tu felicidad,
relegar a las sombras
mi atónita mirada
provocada por los
colores que desprendes
cual bengala.

Me despiertas de
mi insomne letargo
y ya no tengo claro
si es de día,
de noche,
o el principio del fin.

Es que nunca le acabo
de dar sentido
cuando te exclamo,
pero tú siempre le das
el propósito,
y es todo lo que importa.

EfímeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora