Entrelíneas

18 3 0
                                    

Hoy mi boca sabe a sal,
hierro y óxido.

Mi saliva se tiñó
de carmesí
y ya no reconoce
la transparencia.

Mi lengua duele
y ya no relamo
mis heridas superficiales
porque esta viene
de adentro y es imposible
palparla.

Mis dientes parecen
piezas tan inútiles
desde que no
pueden morder
tu nombre.

Mis heridas son más
extensas que un
cúmulo de dudas
y se curan escribiendo
porque han evolucionado
a letras.

Me están erosionando
viva
con la magnitud y el
temple de un volcán
que duró inactivo
un milenio
y ahora ha regresado
para hacerles saber
a todos
de qué está hecho.


Hemorragia de temores,
crónica,
doliente
y sin cura.
Profusa y ancha.
Vete ahora
y prometo olvidar
el martirio que
me causas.

Luego vienes tú
que atraviesas años,
rompes esquemas,
para luego edificar
tu arrogancia
como el arquitecto
más sapiente.

Aparentas indiferencia,
y te comes los sesos
pensando en si yo también
lo hago.

Mis líneas justo ahora
te dicen lo contrario. 

Te confieso que
no me sale tan
bien como a ti,
pero te estoy aprendiendo.
[Acompáñame a sufrir un poco,
es necesario].

Estoy descosida y
ya no me sostengo,
las zancadillas nunca
han sido lo mío,
por eso es mejor
dejarlo en tus manos.

EfímeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora