Terremoto

1.5K 91 9
                                    

Era mitad de semana, mi tercer día en el trabajo menos estresante del mundo y en lo único que podía pensar, y lo que me tenía con una sonrisa de oreja a oreja, era saber que Evan llegaría a las 10:36 de la mañana del domingo y ya no aguantaba las ganas de verlo. 

- Tu extrema alegría y buenas energías tienen a mis plantas más vivas que nunca - me dijo Rose, la dueña del jardín

- No estoy muy segura de que sea por eso, seguramente es el fertilizante nuevo que compraste, pero si pensar así me convierte en la trabajadora del mes, me parece bien

Rió.

- Definitivamente eres la empleada del mes, ya que eres la única que tengo

Me encogí de hombros y seguí ordenando una pila de maceteros según su tamaño y color.

- Estoy muy contenta con tu trabajo, sé que apenas llevas 3 días pero me has sido de gran ayuda, sobre todo ahora que estoy embarazada

Rose era muy joven, tenía apenas 30 años y su madre recientemente le había traspasado el dominio del negocio familiar. No solían tener empleados pero un bebé llegó sin previo aviso y no le permitió a Rose hacerse cargo de todo sola, sobre todo del trabajo pesado.

- Amo estar aquí, es todo tan pacífico, la clientela es siempre muy amable y estoy aprendiendo mucho sobre plantas, no pensé que me gustaran tanto

- Las plantas son todo un mundo, tenemos mucho que aprender de ellas... ¿puedes rociar las rosas que están atrás luego de que termines con los maceteros?

- Claro, en un segundo

- ¿Tomaste desayuno hoy?

- No, me quedé dormida y no quise llegar tarde

- Estoy por preparar un smoothie de frutos rojos en la casa ¿quieres que te traiga un vaso?

- Claro - dijo mi estómago emocionado 

- Okay, vuelvo en un segundo

Se retiró, era casi mediodía, el sol brillaba y el clima era perfecto. Llegaron un par de clientes por árboles de ligustrina, luego de que los pagaron los ayude a subirlos a su camioneta. Volví al invernadero y rocíe las rosas con delicadeza. Llegó Rose con el smoothie y me pasee con él mientras regaba. De pronto mi móvil comenzó a sonar, era...

- ¿Qué? - susurré 

Era Mia...

Agh y ¿ahora qué?

- Contesta si quieres - me dijo Rose

- No... no es importante

Rechace la llamada. Sin embargo a los pocos segundos volvió a llamar. Okay, todo era muy raro. Decidí contestar. 

- Amelia qué pasa estoy trabajando

- Cris no - sonaba aterrada, le faltaba el aliento, parecía exhausta 

- ¿Mia? ¿Qué pasa, qué tienes?

- Sal de... esconde...

La llamada se colgó. Mi corazón latía muy fuerte, Mia parecía huyendo de algo... y quería advertirme sobre algo... ¿estaba en peligro?

- ¿Todo en orden? - me preguntó Rose - Cris, estás pálida

Mia... ¡no!

- Me tengo que ir - dije

- Claro pero... ¿pasó algo?

- Eso creo... necesito asegurarme de que una amiga esté bien

Justo en ese momento llegaron tres clientes de una sola vez, una de esas era una anciana que quería pinos ¡pinos! no podía dejar a Rose y a esa señora cargar pinos hasta un auto, estaban hasta el fondo del invernadero. Tenía que ayudarlas, lo hice, luego me encargue de los otros dos clientes mientras me moría de los nervios por no saber qué estaba pasando con Mia, si algo le pasaba... no, todo iba a estar bien. 

Quiero Salvarte (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora