Vacía

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Nunca me había gustado tanto en la vida la pizza, si ya la amaba con pasión, en ese momento luego de haber estado un día completo sin probar bocado, la pizza se convirtió en el gran amor de mi vida. Nos habían sacado del cuartucho a la mañana siguiente, fuera de este la verdad es que la situación no cambiaba mucho, pero por lo menos ya podíamos ir al baño (el cual era un asco). Había un espejo sucio por el cual pude ver lo terrible que me veía, mi cuello estaba morado por la estrangulación de la noche anterior, me sentía pegajosa, tenía tierra en la cara por el forcejeo en el suelo del jardín y unas ojeras eternas.

Nos lanzaron una caja con pizza, comerla fue una experiencia espiritual superior a todo, no sabía que se podía tener tanta hambre. Amelia estaba igual que yo, comiendo como si no fuéramos a comer nunca más, y en realidad eso se podía entender, porque en efecto no sabíamos si esa sería nuestra última comida, todo podía pasar. 

- Nos quedaremos un día más aquí - nos dijo el moreno, ya no parecía tan cabreado

- ¿A dónde iremos luego? - preguntó Mia

- Entre menos sepan mejor - respondió

Suspire. 

- No podrás ocultar que nos tienes en contra de nuestra voluntad  por mucho tiempo más, todo esto es muy extraño

- Ese problema es tuyo, tú lo tendrás que solucionar

Genial.

- Además, tú aceptaste hacer esto, no te estamos obligando - añadió con sarcasmo 

- ¿Nos iremos muy lejos? - pregunté con seriedad

- Sí, así que mejor acostumbrate a nuestras caras y olvídate de las del resto, no los verás en un buen tiempo

Sentí una punzada en el corazón, a pesar de que era la respuesta que esperaba. 

- ¿Algún problema? - me preguntó tratando de provocarme 

- No, solo quiero salir de aquí antes de que me vuelva loca

- Queremos terminar con esto pronto - dijo Mia

- Me gusta que estén cooperando, si siguen así su estadía será cada vez más placentera y les daremos más regalías

Imbécil. 

- Sácanos de aquí, es todo lo que te pedimos- le dije manteniendo la seriedad

- ¿Estás de mal humor Cristine? - aun quería provocarme, pero no caería en sus juegos 

Me quedé callada. 

- Cris ¿estás bien? - me preguntó en voz baja Amelia

Me limité a asentir con la cabeza. Al poco rato después el moreno y otros dos tipos que lo acompañaban se fueron, otra vez solas, en todo caso prefería eso a tener que soportar al resto de idiotas. 

- Te ves muy cansada ¿dormiste algo anoche? - me preguntó Mia

- No - respondí

- Estás muy callada ¿en qué piensas?

En nada bueno.

- No te preocupes, y no me hagas tantas preguntas, no quiero hablar

Ella se calló y recostó sobre la mesa. Se veía mucho mejor luego de sacarse toda la sangre seca del rostro, sin embargo tenía los ojos hinchados y los labios rotos, no podía evitar sentir compasión. 

- Esto es mi culpa, no sientas pena por mí, yo me lo gané - comentó luego de un largo silencio

Había adivinado lo que estaba pensando, siempre había tenido esa habilidad. Aún me causaba escalofríos. 

Quiero Salvarte (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora