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-¡¡Paula!! - Grito esa voz femenina que tanto había extrañado.

Corrió hacia mi y se agacho para abrazarme. Apretó los brazos alrededor de mi cuerpo y yo le respondí, era tanto el tiempo que habia estado separada de mi mejor amiga y aquellas conversaciones telefónicas no llenaban totalmente el vacío.

-¡Pero cómo has cambiado! - Dijo Bri mirándome con lágrimas en los ojos.

-¿Cual cambio? Si sigo igual desde la última vez que nos vimos. - Dije y me separé.

-Por favor, tu cabello es diferente. - Observo.

-¿La maraña de pelos que cargo en la cabeza? ¿Que diferencia tiene? Sigue igual de despeinada que hace años. - Bromeé. -Pero tu sí que has cambiado mucho.

Efectivamente, Bri había cambiado mucho, tenía unos cuántos centímetros más agregados a su cabello castaño y lacio.

-Ejem.. - El joven que estaba a nuestro lado, Grayson, se aclaró la garganta haciéndose notar.

Ambas lo miramos.

-Ay, lo siento. - Dijo Bri dándole un rápido abrazo. -Es que estoy emocionada. - Dijo y su sonrisa se expandió aún más cuando me miro. -Hay tantas cosas que quiero contarte! - Me avisó.

-Yo también. - Dije emocionada.

-Supongo que ya se conocieron. - Volvió su atención a Grayson.

-Si. - Dijimos los dos al unísono y luego reímos de nuestra sincronización.

-¡Ah! Esto será genial! - Exclamó Bri.

Se levantó del piso junto con Grayson mientras que yo me quedé allí sentada.

-¿Pero que haces allí? Levantate, ¿Porque no entraste? - Pregunto Bri confundida.

Grayson me extendió la mano para ayudarme a levantarme. El deseo de tocar su excitante piel de nuevo me invadió al ver la palma de su mano extendida hacia mi. La tome y me ayudó a separarme del piso.

-Gracias. - Murmure.

El solo me sonrió, separando nuestras manos.

-Lo cierto, Bri, es que me dejaste la llave equivocada. - Me queje, intentando mirar a mi amiga y no a la perfección que tenía a mi lado.

-¿La llave equivocada? - Se sorprendió.

-Si. - Le di la llave que guardaba en el bolsillo de mi chaqueta.

-Oh, perdón. - Me sonrió. -Si, me confundí. - Busco en su cartera y encontró un juego con tres llaves. -Esta era. - Se quedó en silencio un momento. -Eso me recuerda que le debo de dar las gracias a la señora por hacerme el favor de entregarte la llave.

-¿La vieja gruñona del 310? - Pregunté apuntando con mi dedo índice hacia la puerta.

-Oye, no es tan gruñona, es linda cuando quiere. - Se encogió de hombros.

-Y digamos que nunca quiere, ¿Verdad? - Fruncí el ceño.

La vieja no se había comportado del todo amable conmigo.

-¿No pudiste haberme dejado la llave correcta con alguna otra persona menos... amargada?

Grayson río.

-Exageras.. - Bri río. -Me imagino que estás cansada así que agradéceme que ya tenga lista tu habitación. - Me sonrió.

-Te agradecería más si abrieras esa puerta. - Bromeé.

Bri río e introdujo la llave en la cerradura haciendo que la puerta se abriera por fin.

-Pasa y acomódate, en unos minutos estoy contigo. - Dijo Bri y me indico que me introdujera al departamento.

Intenté levantar del suelo mi par de maletas, pero Grayson se me adelantó.

-Permíteme. - Las tomo, una con cada mano y fue detrás de mí, acomodándolas en la orilla de la sala.

-Gracias. - Sonreí.

El me la devolvió y aquél afecto me produjo una oleada de inspiración; como la que necesita un poeta para su poesía o un escritor para una nueva historia.

Salió por la puerta y fue con Bri de nuevo, no pude evitar mirarle mientras caminaba hacia la salida.

El estómago me rugió y me di cuenta de que aún traía la galleta en la mano. Me senté en una de las sillas cerca de la cocina. Mordí el pequeño pedazo que me quedaba y mastiqué perezosamente.

-Vine a verte para entregarte el CD que le prestaste a mi hermano. - Dijo Grayson con su voz de terciopelo en la puerta del apartamento.

-Grayson, amor. No tenías porqué preocuparte, le dije a Ethan que me lo devolviera cuando quisiera. - Contestó Bri.

Me atragante con la galleta. ¿Amor? ¿Como que amor?

Oí perfectamente el ruido de los labios de Bri contra alguna parte de la cara de Grayson, mientras que yo trataba de tragar el pedazo de galleta que se me había atorado en la garganta, sintiendo como me raspaba.

MANUAL DE LO PROHIBIDO ➳ gd   Donde viven las historias. Descúbrelo ahora