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—¿Porqué te fuiste de California? – Pregunté tímida.

El se quedó en silencio de nuevo y luego bajo la mirada. ¡Tonta, tonta, tonta! Me decía una voz interna; si no se lo contó a Bri, no se porqué tenía la esperanza de que me lo contara a mí.

—La mayor parte es por qué no quería estar más en ese lugar. – Comenzó, con un tono de voz que se fue haciendo agrio.

Iba a conformarme con esa respuesta, pensando que él ya no quería seguir hablando, pero su boca se abrió de nuevo... ¿Estaba dispuesto a contarme a mí... todo?

—La razón fue una chica, Kristen. – Su mirada estaba gacha. —Ella fue mi primer novia y estuvimos dos años juntos, estábamos bien o eso creía yo. Hasta que un día llegué a casa y mi mamá me dijo que Kristen había ido y me había dejado una carta. – Se quedó en silencio y respiro de forma notable varias veces, mientras que yo sólo observaba como su perfecto abdomen se inflaba y desinflaba bajo la camisa azul que vestía. —Subí a mi habitación y me senté a leer la carta, decía que se iba, que no la buscara y que era el fin de la relación y que se iba simplemente porque se merecía alguien mejor que yo. – Dijo apunto de llorar. —Salí corriendo de ese lugar tan pronto pude; llegue a Venecia y me gustó y descubrí que era lo suficientemente lejos de ese lugar. Mi familia se mudó el año siguiente, cerca de mi departamento. Mientras me iba esforzando en no recordar a Kristen ni nada de ese lugar. No te voy a negar, que si me dolió. Yo la quería mucho y para ella simplemente no fue suficiente. – Su voz se perdió y luego el silencio apareció de nuevo, y supe que ya no hablaría.

—¡Que estúpida! – Dije enojada y él me miró.

—¿Disculpa?

—Kristen, es una estúpida. – Dije. —Me disculparás, pero ¿Que no eras suficiente? ¿Qué se merecia algo más? ¿Acaso existe algo mejor que Grayson Dolan? – Me quedé en silencio y capte la última pregunta que había hecho, el rubor corrió hacia mis mejillas y sentí vergüenza. Pero Gray me miraba enternecido y mi corazón se conmovió dentro de mí, así que seguí hablando pero ahora consciente de lo que decía. —Que tonta fue. – Musité. —Porqué no vio que eres un chico increíble, talentoso, atento, divertido y que eres muy hermoso.

Grayson sonrió.

—Estoy segura de que jamás encontró ese "algo mejor" porqué simplemente no lo hay. – Pause. —Que lástima que te haya dejado ir, porqué no supo que lo que dejó escapar fue como un tesoro, que ya no recuperará, por eso digo que Bri es muy suertuda.

Él sonrió aún más y aquella sonrisa le dio motivo a mi corazón para palpitar fuertemente.

—Que linda. – Dijo y mi corazón comenzó a latír más rápido. —Gracias.

Sonreí apenas pude, porqué aún estaba un poco atolondrada intentando calmar mi bombeador de sangre.

—¿Sabes? – Me dijo. —Sos la primera persona a la que se lo digo.

Cuando creí que mi corazón había vuelto a su tamaño normal, volvió a inflarse completamente conmovido.

—Gracias por tenerme la confianza. – Murmuré.

—Gracias por escucharme.

Le sonreí de nuevo, aún sin comprender cómo es que esa chica lo había dejado ir.

—Pero basta de mí, te toca. – La sonrisa alegre apareció de nuevo en su rostro y esperé a que dijera la primer pregunta. —¿Qué te inspiró a ser fotógrafa?

—Mi papá. – Dije. —Le gustaba mucho tomarnos fotos, a mí y a mi mamá y me gustaba cuando me sentaba en sus piernas y me las mostraba una por una, decía "mis chicas" y luego me daba un abrazo. Me hacia sentir protegida.

El recuerdo llegó hasta mi garganta, quebrandome la voz.

—Seguro que tu papá está muy orgulloso, donde sea que él esté. – Grayson me acarició la rodilla con cariño y me sonrió.

—Gracias.

—Cuentame, ¿Hay algo con el chico de California? – Preguntó y me reí por el cambio de tema tan repentino.

—¿Qué chico?  – Pregunté un poco confundida.

—Del que le hablaste a Cam hoy, sobre tu amiga.

—Ohhh, eso, amm... – Recordé mi pequeña mentira y resbusque algunas palabras para formar la respuesta. —Bueno, como vos dijiste, ya no importa, ya se quedó allá. – Me preguntaba si había notado mi nerviosismo.

—¿Te enamoraste alguna vez?  – Su mirada verde se clavaba en mis labios con intensidad, haciendo que mi corazón se trabara en sus latidos.

—Hubo un chico, Lucas. – Expliqué. —Pero no funcionó.

—¿Porqué no funcionó?

—Bueno, éramos muy distintos. Yo amaba la fotografía y el arte y él... no era muy trabajador que digamos. – Reí.

—¿Entonces buscas a alguien con quien puedas congeniar?

—No lo busco. Tengo algo así como una creencia de que él solo llegará.

—El destino.

—Quizás. – Me encogí de hombros.

—Dime, Cam es... – Parecía como si luchara con las palabras para encontrar las adecuadas. —Bueno, se nota que te llevas muy bien con él. ¿Te gusta?  – Preguntó, un poco apenado.

La mariposa se emocionó al oír la pregunta que esperaba. "Dile que si" me decía, pero la ignoré mandándola al rincón de dónde había salido.

MANUAL DE LO PROHIBIDO ➳ gd   Donde viven las historias. Descúbrelo ahora