Grayson me sujetó de la espalda, temeroso de que me cayera.
—Usted señor, no tiene por qué tocarme. – Retiré su mano de mi espalda y le fruncí el ceño en un gesto mal hecho.
—Será mejor que nos vayamos, Paula. – Sacó su billetera y luego de ella, un par de billetes que aventó sobre la barra. —Toma Gaspar. Quédate con el cambio. Gracias por llamarme.
—¿Por qué pagas mi cuenta? ¿Quién te dio el permiso? – Lo miré, aún con el ceño fruncido y con voz torpe.
—Vamos, Paula.
—Pero yo no me quiero ir. – Me crucé de brazos.
—No seas ridícula. Vámonos. – Me insistió a seguir caminando pero me detuve y luego me tambaleé por el esfuerzo. —Si es necesario sacarte de acá en brazos, lo voy a hacer. – Me advirtió y me miró serio.
Nos quedamos mirándonos por un buen rato, retándonos el uno al otro, pero fracasé por completo luego de perderme en esos bellos ojos color verde, protagonista de mis sueños.
—Bueno. – Suspiré. —Tú ganas. Siempre ganas. – Me quejé y luego me dí la media vuelta para dirigirme a la salida, algo que hizo que me mareara.
Pude sentir una firme y fuerte mano sujetándome por la cintura, y al reconocer aquella dulzura en el tacto, la piel se me erizó y un montón de mariposas se desataron en mi estómago. Maravilloso, incluso ebria y torpe, Grayson provocaba esas reacciones en mí. Fruncí el ceño mentalmente.
Cuando llegamos afuera, después de esquivar a toda la gente y que, el aire me movió los cabellos, quité de un tirón su mano en mi cintura y lo miré mal.
—¿Qué pretendes, Dolan? – Mi voz me parecía incluso más torpe.
—Sacarte de acá sana y salva, vámonos. – Me apuntó el auto negro del que era dueño, animándome a que subiera.
—No. – Me crucé de brazos. —Ya me sacaste de ahí dentro, dejame acá. –Hice un gesto con la mano para que se fuera.
—Pau, por favor, sube. – Me rogó, serio.
Me giré y comencé a caminar con pasos torpes, sintiendo aún cómo el suelo bailaba bajo mis pies.
—¡Pau! – Exclamó, ordenando que parara, pero lo ignoré. —No seas tonta.
Seguí caminando, o al menos lo intentaba. Y de pronto sentí que mis pies se despegaron del cemento y unos fuertes y dulces brazos me elevaron.
—¿Qué haces? ¡Sueltame! – Intenté luchar. —¡Dolan, déjame! – Pero mis intentos fueron sólo fracasos.
Grayson caminó los pocos metros hasta su auto y con cada uno de sus movimientos, su perfume varonil que me llevaba a flotar en un paraíso, se metía por mi nariz. Me depositó con cuidado media parte de mi cuerpo en el suelo, mis pies volvieron a tocar el piso, pero mi cintura aún estaba fuertemente ceñida por su mano. Me tenía aprisionada. Abrió la puerta del copiloto del auto y luego volvió a cargarme como un bebé y me depositó con dulzura sobre el asiento. Se inclinó sobre mí y abrochó el cinturón de seguridad sobre mi cuerpo. Oí el chasquido del seguro al cerrar.
—No soy un bebe. – Murmuré.
Entonces me miró, su bello rostro estaba a sólo centímetros del mío y su respiración me golpeaba el rostro. Sus ojos brillaban con la tenue luz de las lámparas que entraba por las ventanillas del auto. El puñado de mariposas de mi estómago enloqueció.
—No seas tan tonta, por favor. –Musitó y su aliento cálido se metió por nariz, mandando al demonio todas las barreas que quise construir contra él.
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MANUAL DE LO PROHIBIDO ➳ gd
Fanfiction¿Alguna vez has deseado algo prohibido? Como si esa cosa estuviera en la lista de "No toques, no codicies" pero que cada momento te incita más a tenerlo. Novela adaptada. # 1 dolantwins