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-Vamos Paula, se que conociste a alguien, tus ojos me lo dicen. - Insistió con la sonrisa aún más amplia.

-Pues, si y no. - Reí.

-¿Si y no? ¿Como es eso? - Arrugo su nariz.

-Bueno, conocí a alguien que a decir verdad, me deslumbró, pero...

-¿Pero que?

-Pero, no puedo decir que sea ese "alguien especial". - Hice comillas con mis dedos.

-¿Por que no?

-No creo en el amor a primera vista, lo sabes. - Sacudí la mano, como restandole importancia al asunto.

-Si, ¿Pero sabes? Con Grayson fue amor a primera vista. - Sonrió como si de pronto se hubiera perdido en el recuerdo. -¿Tu dónde conociste al chico? - Pregunto de repente.

-Emm... en.. - Vacilé mientras buscaba algún lugar ideal. -En el avión.

-¿Se sentó junto a ti? - La curiosidad de Bri parecía nunca terminar.

-Mmm.. - Recordé entonces cuando Grayson se sentó a mi lado en el piso del pasillo. -Algo así. - Reí.

-¿Quieres contarme?

-No en realidad, no tiene demasiada importancia Bri, era solo un chico atractivo, cuantos más no hay aquí. - Sonreí.

Y era cierto, porque para empezar, Grayson solo era una cara bonita entre muchos otros rostros en toda Venecia y además, no podía inventarme una historia acerca de otro chico solo por no tener el valor de decirle a Bri que su novio me parecía lo más atractivo desde que había llegado a Venecia.

Pero eso en mi no era normal.

-Estoy realmente cansada, Bri. - Pause. -Dime, ¿donde está mi habitación?

-Justo allá. - Señaló hacia la derecha, apuntando a una puerta de madera blanca.

-Gracias, mañana será un día fenomenal, mañana que no esté tan cansada. - Sonreí.

-Que duermas bien Paula! ¡Wow! No puedo creer que estés aquí! - Lo último pareció que se lo dijo a ella misma. -Te quiero!

-Y yo a ti, buenas noches.

Arrastre las maletas hasta la habitación y luego me instalé en ella. Era de tamaño medio, ideal para mi. La cama estaba al otro extremo de la puerta, cerca de la ventana, había un pequeño escritorio y un armario enfrente de la cama y del escritorio. Saque de la maleta más pequeña el estuche donde traía mi cámara y tomé una foto de la habitación. Aventé las maletas en alguna parte de la habitación y puse con cuidado la cámara en su estuche y lo coloqué sobre el escritorio.
Estaba demasiado cansada como para ponerme a acomodar la ropa justo ahora.

Me acosté sobre la cama y coloque las manos bajó la almohada, entonces me puse a pensar en todo lo ocurrido durante el día y el rostro que había traído a mi memoria, era tan bello como el de un ángel, pero un rostro que no me pertenecía. Pero, ¿Porque había pensado en el?
Me reí por lo bajo al descubrir que lo que yo tenía ahora era envidia, desde Jesse sólo idiotas habían figurado en la lista de mi corazón, y ahora Bri había encontrado a alguien que no lo parecía, y yo le tenía envidia. Volví a reír. Que patético. Pero lo cierto era que detrás de aquella risa había una pizca de preocupación, el corazón de Bri no podía volver a romperse por segunda vez en una forma tan desastrosa como la primera.
Allí estaba mi miedo.

O eso creía yo.

MANUAL DE LO PROHIBIDO ➳ gd   Donde viven las historias. Descúbrelo ahora