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-¡Paula! Levantate ya! - Gritó.

Me removí entre las sábanas y no hice intentó alguno por abrir los ojos.

-¡Bestia! - Volvió a golpear la puerta.
-Grayson vendrá en cualquier momento.

¿Grayson? Abrí los ojos, completamente despierta y aventé las sábanas hacía un lado. Salí de la cama como un rayo y abrí la puerta. Bri corría de un lugar a otro en busca de algo.

-Yo creí que no te levantarías nunca. - Río.

-¿Que buscas? - Pregunté.

-Mi cartera, puedo jurar que la deje aquí. - Apunto al sofá.

Mire el reloj, faltan veinte minutos para las seis de la mañana. ¿Cuanto se tardaría Grayson en llegar?...
¿Porque me pregunté eso?

-Busca en tu habitación, Bri. - Musité.

Ella me miro y salió corriendo a su habitación. Dos segundos después llamaron a la puerta.

-Pau, por favor abre. - Me grito Bri desde su habitación.

Caminé perezosamente hasta la puerta y la abrí. Lo que ví me deslumbró por completo.

-Buenos días. - Me sonrió y aquella mariposa enjaulada se movió de un lado a otro en su pequeña cárcel.

-Buenos días Grayson. - Le devolví la sonrisa. -Pasa.

Le abrí camino y me le quede mirando mientras pasaba a mi lado, llevaba puesta una chaqueta de cuero negra al igual que los apretados jeans que traía, por dentro de la chaqueta se alcanzaba a ver una camisa de color vino. Usaba unas gafas de sol que le daba un aspecto más comercial a su rostro, parecía de esos modelos que sólo ves en televisión.

-Bonita pijama. - Musitó mirando mi atuendo.

Enrojecí hasta los huesos y me mordí el labio inferior, completamente apenada.
Nadie, excepto Bri, me había visto en pijama.

-Gracias. - Susurre.

-¿Donde está Bri? - Dijo buscandola.

-¡Aqui! - Bri salió de su habitación con su cartera en la mano.

-Hola, princesa. - Dijo el y luego se acerco para besarla.

-Hola amor. - Bri sonrió

-Te ves sexy con ese atuendo. - Dijo él apretandola a su cuerpo.

Desvíe mi mirada, dándoles privacidad y me escabullí hasta mi habitación.
Privacidad ¿Eso quería darles? O sólo quería calmar a la mariposa que de pronto se sintió incómoda.

Me vestí rápidamente y me deje el cabello suelto.

-¡Paula! Debo irme. - Grito Bri desde un lugar cercano a la puerta.

Salí de la habitación no sin antes tomar mi cámara.

-Te veo más tarde, espero que se diviertan. - Dijo Bri. -Los amo, a los dos.

-¡Suerte! - Dije, pero ella ya había cerrado la puerta.

Miré entonces a Grayson, quién se encontraba parado mirándome a mí.

-Creí que íbamos a desayunar en pijama. - Musitó divertido al notar mi cambio de ropa.

El rubor corrió de nuevo por mis mejillas y bajé la cabeza.

-Es muy temprano para desayunar. - Musité.

El rió.

-¿Entonces... quieres que nos vayamos ya? El camino no es muy corto.

-Claro. - Sonreí y el me hizo seña de que saliera del departamento.

Tomé mi mochila, guardando allí mi cámara, luego Grayson me abrió la puerta y me dejó pasar primero. Se deslizó después hacia mi lado y camino junto a mi, su perfume varonil se introdujo en mi nariz.

-¿Escaleras o ascensor? - Pregunto.

-Escaleras, es el tercer piso. - Decidí.

Sonrió como si le hubiera gustado mi elección.

Cuando salimos del edificio, caminé hacia la derecha, muy decidida.

-¿A donde vas? - Me preguntó Grayson y me giré a mirarlo, entonces me di cuenta de que ya no me seguía sino que estaba parado y reía.

-Pues, a tomar un taxi o un autobús. - Me encogí de hombros, confundida.

El río con ganas, no comprendí que le resultaba tan gracioso y fruncí el ceño.

-No pensarás que tomaremos un taxi hasta allá, ¿Verdad? - Me preguntó. -Porque si es así, no creo que tengas el dinero suficiente como para pagar el viaje, recuerda que no está muy cerca el lugar. - Río de nuevo. -Y no hay autobús hasta ese lugar, a menos de que tomes tres o cuatro.

Me quedé en silencio y relacioné sus palabras con sus acciones.

-¿Te estás burlando? - Volví a fruncir el ceño.

La carcajada melodiosa que aún salía de su garganta paro y su rostro se volvió serio.

-No. - Dijo.

-¿Entonces porque te ríes? - Levanté una ceja.

-Porque me pareció un poco... gracioso. - Se bajo las gafas de sol y me miro.

-Para mi no es gracioso. - Dije pareciendo enojada.

-Lo siento yo...

Estallé de risa interrumpiendo su disculpa y se me quedó mirando extrañado.

-¡Caiste! Creíste que me había disgustado. - Alcancé a decir entre risas.

Su rostro dejo la seriedad y se dibujó en él una bella sonrisa.

-Eres mala. - Río.

-Solo a veces. - Reí. -Pero bueno, ya hablando enserio, ¿En que nos vamos a ir? - Pregunté.

MANUAL DE LO PROHIBIDO ➳ gd   Donde viven las historias. Descúbrelo ahora