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Era irónico, porque a pesar de que estaba consiente de que el tiempo pasaba, aún cuando aquí corriera cinco horas atrás y que ya llevaba consigo más de un mes, para mí, el tiempo trascurría demasiado lento, los días se habían vuelto perezosos que de cierta manera le habían quitado el sentido al calendario y a cada hoja que se desprendía de éste.

El dolor no había disminuido para nada, lo que sí, es que yo ya me había acostumbrado a él. Para mí ya se había vuelto común tenerlo enterrado en mi corazón, sintiéndolo removerse como la hoja afilada de una cuchilla. Ya me daba igual.

En noche buena estaba sola, tomándole fotos a las luces de la ciudad, me sentía patética. En año nuevo no fue distinto, la misma sensación de patetismo y fotografías tristes. Me comunicaba por Internet con Vale, nada más con ella, porque no quería relacionarme con alguna persona que haya cruzado más de una remota conversación con... bueno, con él. Según Vale, las cosas con Cameron iban muy bien, por fin Cam había salido del cascarón de la timidez y le había pedido de la manera más hermosa que fuera su novia. No fueron celos los que sentí, sino, algo más parecido al dolor, a la envidia de saber que ellos podrían ser felices con el otro a quien quieren mientras yo había perdido todo lo que amaba.

Pero aquí seguía, tratando de ser fuerte y no caer. Tratando quizá inútilmente, porque todas las sonrisas que yo daba, no eran alegres y podía sentirlo, pero ahí estaba, sonriéndole al mundo, ignorando a los pensamientos que me traían su imagen a mi mente convirtiéndose en recuerdos que me asfixiaban pero que a la vez me hacían respirar.

-¿Qué crees que conseguí? - Me dijo Noah, animado y sonriendo, con esa expresión de adolescente que se asomaba a su rostro cuando algo lo emocionaba.

Mi mente volvió al presente y lo miré esperando a que siguiera hablando.

-¡Vamos a tomar fotografías para el desfile de ropa Calvin Klein! - Me sujetó por los hombros pero no me sacudió, como era su costumbre.

-¿Y eso cuándo es? - Inquirí, tratando de entusiasmarme.

-¡El martes! - Y fue ahí que me sacudió.

-¿Este martes? - Abrí los ojos de par en par, captando en mi visión todo el rostro de Noah. Hoy era domingo.

-¡Sí! ¿No es buenísimo? - Me dijo y me volvió a sacudir.

-Supongo. - Traté de regalarle una sonrisa. Ver modelos me recordaría muchísimo a Grayson.

-Será genial. - Sonrió. -Mañana voy a tu casa para ponernos de acuerdo. Que tengas una linda noche. - Me abrazó. -Adiós.

-Hasta mañana.

Me giré para caminar hasta mi casa y dormir, intentar tener la "linda noche" que Noah había dicho, pero lo cierto es que todas mis noches eran aburridas y a veces en sueños, me escuchaba nombrarlo.

No era que la oportunidad de un trabajo bien pagado no me entusiasmara, pero ya pocas cosas lo hacían. Era una oportunidad que cualquier otro fotógrafo hubiera deseado, pero Noah siempre estaba al pendiente de conseguir las mejores oportunidades para los dos. Buena paga y una experiencia maravillosa. Esta vez no era la excepción, se trataba de fotografiar a hombres modelos.

[...]

El día seis del primer mes hizo su aparición en el calendario, Martes. Noah había quedado de pasar por mí para ir al estudio. Entre miles de suspiros, mis cosas quedaron guardadas para el trabajo. Me asomé por la ventana, el cielo estaba nublado, volví a suspirar, luego miré hacía abajo, la camioneta gris de Noah estaba estacionándose. Bajé con mi mochila al hombro y salí a su encuentro, subí y aquello me trajo un recuerdo de una tarde en Venecia, pero esta vez, no era a un parque de diversiones a donde me dirigía, ni tampoco a mi lado, estaba el amor de mi vida.

No tardamos mucho en llegar, la camioneta moderna de Noah era rápida. Bajamos y al entrar nos dieron unas identificaciones. Traté de entusiasmarme, pero mi trabajo ahora me parecía... triste.

Vi entrar a la gente y acomodarse en los lugares que se iban llenando rápidamente de caras felices y rostros sonrientes, distintos al mío. Tomé una foto de aquello, tratando de ponerle un poco de alegría a mí trabajo.

Noah se perdió entre la gente, seguro fue a tomar fotografías. Vi también cuando iba a dar inicio el desfile.

Visualicé a Noah del otro lado del escenario, y me sonrió, le devolví la sonrisa y traté de parecer sincera, pero sabiendo que me era imposible, desvié mi vista de nuevo a la pasarela, esperando para poder capturar las mejores fotos de los modelos.

Cuando los modelos salieron a la vista, los aplausos y gritos se escucharon provenir de todos lados, haciendo un estruendo ensordecedor. Tomé una foto al público.

Luego giré mi lente hasta los modelos. Tomé algunas fotografías de ellos.

Deseaba que pronto acabara, aquello sólo me hacía traer recuerdos a mi mente y cada recuerdo dolía más que el otro.

Retiré la cámara de mi rostro y luego dirigí la vista a la pantalla que pendía arriba del escenario. Lo que leí hizo que el corazón me dejara de latir por un segundo, fue como si el mundo hubiese parado de rotar, y la gravedad no haya existido por un corto momento.

Aquella pantalla pintaba la escena que yo estaba presenciando en vivo a sólo unos metros de distancia. Pero debajo de las letras que publicaban el nombre de la marca de ropa, había un nombre que se destinaba como el modelo de aquella ropa. Un nombre que había estado pronunciando en sueños por varias noches y que mi corazón susurraba en silenciosos latidos. Grayson Dolan.

MANUAL DE LO PROHIBIDO ➳ gd   Donde viven las historias. Descúbrelo ahora