Yuri

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Era un obscuro día, pero solo para mí.

Hoy se estaba a punto de graduarme de la secundaria y me iría a Rusia por una beca.

Sin embargo, no estaba para nada feliz.

-Oh mocoso, sonríe.- me dijo la estúpida mujer de mi padre.

-No se meta en donde no la llaman, señora Kio.- dijo mi hermana enojada.- Ya vámonos, odio este lugar.- dijo enojada y viéndome mal.

-Mary, no seas cruel con tu hermanito.- La única mujer y persona que me quería ya en este mundo era Minako.- Es un niño dulce, no lo hagas sentir mal hoy ¡Hay que celebrar!- nos dijo pero toda mi familia solo volteo los ojos.

- Ya tenemos que irnos.- Mencionó mi papá.- Que te vaya bien Yuuri.- dijo mientras removía mis cabellos y se daba la vuelta.- adiós hija.-

-Ya te dije que tú no eres mi padre...- desafió Mary, por lo que mi padre solo bajo la cabeza.- Espero que ese estúpido niño se muera.- grito mi hermana a Kio, quien furiosa le contesto barbarie y media.

-Oye lamento que esto no está saliendo bien...- Menciono Minako mientras yo no dejaba de llorar.

Odio a mi familia. Odio a mi vida.

-Yuuri, aquí está.- dijo Minami mientras se sentaba a lado mío en la cueva y ponía su mini-televisión que le regale.

-Un cadáver ya se echó a perder.- Mencione por el mal olor.

-Si ya lo tire, era el chico italiano, resulta que no quedó bien el mezclar órganos de mujeres con partes de hombre.- dijo y yo solo sacudí mi cabeza para no pensar en eso.

Vimos un rato la televisión y me di cuenta la forma de matar de esa persona era muy parecida a mí, pero los periodistas también tienen razón en desconfiar que sea yo, pues casi nunca dejo un cadáver tan al descubierto.

-Solo muere alguien y ya es tu culpa.- dice molesto mi amigo.

-Veamos el lado positivo.- me paró de la silla y voy a mi computadora para escanear las cartas.- Ya nadie sospecha que yo sea Eros.-

-Minami asintió después de todo.- En eso tienes razón; pero eso también que significa que alguien más ande matando.

-Al rato tendré que consolar a una amiga.- Minami se me queda viendo.- El chico que mataron es Jean Jacqueles Leroy, novio de Isabela.- Y es que acaba de recibir un mensaje de ella y Emil donde me avisaban de la noticia; pero no podía contestar porque yo estoy en un vuelo de Japón.

-Eso que ni que.- menciono Minami mientras se pintaba el maldito mechón.-Dime que hacemos con todos los problemas.- suspiró, esto estaba siendo pesado.

-Tengo un examen importante mañana, me voy a estudiar, tú mientras, consigue toda la información que puedas sobre este nuevo asesino, el problema de las cartas y sobre lo que nos dijo Nishigori de si alguien que me conozca o conocido de nuestros asesinos están en esta maldita cuidad... ¿entendido?- Minami solo puso su mano en son de general.- Ok, descansa soldado.- Dije y salí de la cueva. Era mucha información que procesar.

Salí de la cueva y me fui directo a mi casa, estudie un rato y luego a dormir.

Ya más al rato, fui al aeropuerto con una maltea de cosas y me senté a que llegará Mila por mí.

-Yuuri...- escuche a lo lejos.

-Hola Mila.- Dije sonriendo pero me quite la sonrisa al verla sollozar.

-Es increíble.- dijo llorando.- mataron a Leroy, ¡Eros mató a Leroy!- grito sollozando.

No sabía que decir, por lo que opte por abrazarla.

-Qué horror.- susurré.- Pero ¿por qué?-

-No lo sé.- dijo separándose de mí y agarrando mis cosas.- Vamos con Isabela.- dijo y asentí.

Ya llegando a casa de mi amiga vi en la entrada a Laurence y Emil.

-¿Está bien?- pregunte y ambos negaron.

-Oh, Yuuri...- Voltee a verla y entonces comprendí.

La chica que conozco es una mujer que siempre va bien vestida, maquillada y peinada. Esta no era Isabela; sin embargo estaba sonriéndome.

-Lo...lo lamento...- digo con lágrimas en los ojos y ella solo me abraza para que lloremos juntos.

Hay veces que no te puedes mentir, hay veces que no puedes ser la persona fuerte que siempre dices ser.

Hay veces que te quitas la máscara y vuelves a ser quien eras.

No Eros, ni Yuu, ni Yuli... si no Yuuri Katsuki. Aquel chico tímido, que daba su vida por los estudios, su mejor amigo y su novio; aquel chico que era débil pero era bien protegido, aquel hombre que amaba el patinaje artístico... no el sádico asesino de ahora.

Por el momento, vuelvo a ser Yuuri solo para poder consolar a mi mejor amiga.

Isabela fue la primera persona que me apoyo después de mudarme aquí.

Era un frio y crudo invierno, todo estaba desierto y yo venía de darle a Kenjiro mi sexto cadáver. El del señor Jonathan Yang. Un hombre que mató a su esposa y que lo hizo ver como un suicidio, muy astuto, debía admitirlo, de no haber sido porque eran mis vecinos y yo vi como golpeaba a esa pobre mujer y a su querida hija que más o menos tenía mi edad.

Lo peor es que la chica andaba en malos pasos, siempre llegaba a las 3 de la mañana como mínimo, borracha a veces mal vestida y a veces drogada.

Cavaba su tumba lentamente y no sabía que iba ser ahora.

Pase por un café y una rebanada de pastel para poder tener energías y hacer la tonta tarea de química y cuando llegaba a mi casa la vi, llorando en el pórtico de su casa.

-Isabela.-Se me escapó y ella solo levantó la mirada.- ¿no tienes frio?- ella negó, pero a simple vista se veía que se estaba muriendo.

Accedí a darle mi café y mi pastel, para que se sintiera mejor.

-Muchas gracias...- me sonrió y me senté a su lado.- La verdad no sé qué hacer ya...-

-Consigue un trabajo, deja el alcohol, las drogas y el sexo... es la única forma de sobrevivir.- Se me escaparon mis palabras viendo hacia la nada, tal vez lo que necesita esta chica es que le pongan los pies en su lugar.

-Que directo, ¿cómo sabes eso?- me vio, pero yo no quería regresarle la mirada, su piel blanca y su expresión me recordaban a mi amado.

-Vivo a lado tuyo, sufro de insomnio y no eres nada callada para llegar a casa.- me paro de ahí, necesitaba regresar a mi casa a hacer la tarea.

-Cuando necesitas algo.- ahora si la encare.- Sabes que mi puerta está abierta.- y Salí rumbo a mi casa.

No sabía en ese momento que había hecho a una nueva amiga.

Paso un buen rato antes de que dejáramos de llorar, pero cuando nos tranquilizamos Isabela nos hizo un café con galletas de chispas.

-Me enteré de algo hoy...- habló de repente Isabela

-¿De qué?- preguntó Emil

-Porque Eros mató a Jean- Y pare en seco mi toma de galleta, ¿Cómo es posible que ella supiera antes que yo?

-¿¡Por qué!?- Mila parecía ser la más "emocionada" por eso

-Eros sabía que Jean tenía otro novio, llamado Yuri Plisetsky hoy que fui a reconocer el cuerpo de mi amado el chico llegó antes que yo y le lloró mares, el al parecer no sabía de mi existencia y me hice pasar por su mejor amiga de Jean... me imagino que Eros vio ese trio y por eso acabo con su vida.

Me quede sin palabras, ahora las cosas tenían más sentido y ya tenía a mi primer sospechoso.

Yuri Plisetsky.

Eros...¿quieres amar?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora