Laurence

175 29 17
                                    

Había pasado una semana de la desaparición de Mila, aun no daban con ella.

-Hola Yuuri.- me saludo Emil rumbo a la escuela.- ¿Aún nada de Mila?- solo negué con la cabeza, no tenía ganas de hablar.

Y no por mi amiga, sino porque no dormí bien ayer.

-Qué triste, Sala y yo seguiremos ayudándoles.- Solo voltee a ver a Emil y le sonreí.

-Gracias.- Dije por fin.- ¿Cómo va tú relación con Sara?- Nekola y Crispino llevaban 15 días oficiales de pareja, una muy linda por cierto, llena de cursilerías y amor sin miedos.

-Bien, es un chica preciosa, incluso ambos deseamos tener bebes cuando acabemos la universidad.- Dice feliz.

A mi opinión está más feliz que cuando andaba con Mickey.

-Me da gusto.- es lo único que se me ocurre decir.

-Gracias, no pierdan las esperanzas, Mila regresara sana y salva.- eso era imposible.- Adiós.-

Despedí a Emil de la mano y él se fue con sus amigos, me caía bien aquel pobre chico.

Llegue con Isabela y Laurence, ambos estaban platicando y yo solo me uní a la plática, todos estábamos angustiados pero también comprendíamos que no era la primera vez que Mila se desaparecía.

-¿Recuerdan cuando se fue un mes sin avisar?- Nos había dicho Laurence para calmarnos.- Volverá y nos contara toda su aventura, estoy seguro.-

-Oye Yuuri, ¿Quieres que pase por ti?- dijo mi amigo.

-¿Por mí?- lo mire con cara extrañado, ¿Por qué pasaría por mí?

-¡Yuuri!- me grito Isabela.- ¿Lo olvidaste?, hoy es tu cita con Laurence.-

Tenían razón, se me había olvidado.

-Oh, claro...- no sabía que contestar.- Mejor yo llego al lugar.-

-Como tú quieras.- Laurence se veía feliz por la cita, a mí me daba igual.

-No creo poder volver a amar a alguien con las mismas fuerzas con las que te amo a ti- resonó en mi inconsciente, una promesa que no cualquier persona podría cumplir.

Una promesa que yo he cumplido.

Seguimos conversando de temas ajenos, llego nuestro profesor y pusimos atención la clase; el día transcurrió fuera de lo normal.

Llegue a mi casa en la tarde, agarre mi teléfono y llame a Yurio.

-¿Hola?- se escuchó en la otra línea.

-Yurio, soy yo Yuuri.- dije mientras preparaba un bocadillo.- ¿Ya llegaste con Minami?- y es que hoy se estaba mudando con Kenjiro.

-Ha, hola cerdo y si ya estoy con él.- Se escucharon unos ruidos y después escuche una maldición lanzada por Yurio.

-¡YUURI!- Ese era Minami.- Ya tengo amigo de juegos.- Empiezo a rezar por el alma de Yurio.

-Eso no pasará ni en tus sueños más retorcidos, Nugget.- me reí del nuevo apodo de Minami.

-Ya paren de discutir ambos deben llevarse bien.- dije mientras comía.

-Te dejamos cerdo, te vemos mañana.- fue lo último que me dijo Yurio antes de colgarme y me percate también que tenía un mensaje.

Era Laurence que me mandaba la dirección del restaurante y la hora de la reservación.

-Ah, la verdad no quiero ir.- dije para mí mismo.

-Eres tan patético, como todos los hombres.-

-Cállate, mira quien lo dice.- me desesperaba escuchar esa voz.

-Solo jugaras con él si vas a la reservación ¿no acaso tu matas a personas que juegan con los demás? Que gran doble moral la tuya.-

-No estoy, ni jugaré con él, iré y le explicare todo... no andaría nunca con él estoy esperando a alguien.-

-¿A Viktor?... esta muerto.-

-Entonces esperare hasta morir.-

-¿Sabes cuál es el error de la naturaleza del hombre? Que piensan que las cosas insuperables son superables y las superables son insuperables; todo lo que les pasa siempre tiene que ser negativo hasta que el tiempo lo convierte en positivo... ¡hacen todo al revés!-

-¿Y sabes cuál es el error de la mentalidad del hombre? Pensar en eso cuando ya las costas están hechas, cuando los impulsos ya hablaron.-

-¿Eso que tiene que ver?-

-En que tú, maldita voz de mi cabeza, no eres más que un impulso de mi pasado y que ya me tienes harto... ¡Yo soy el que controla aquí y ni tu ni nadie podrá cambiar eso!-

La voz ya no dijo nada después.

Suspire y me metí a bañar, intente relajar todo mi cuerpo con la sensación del agua caliente y vapor del ambiente y después me cambie a algo no tan informal pero que no llegaba a elegante: una camisa azul cielo de botones, pantalón de vestir negro y zapatos.

Simple y elegante.

Termine de alistarme y salí para la recepción.

Cuando llegue note que el restaurante era un poco lujoso, también me di cuenta que él ya había llegado, con una camisa morada, con corbata negra, pantalones negros y el pelo bien peinado.

Debí admitir que se veía bastante guapo.

-¡Yuuri!- dice mi amigo.

-hola, Laurence.- digo mientras me siento enfrente de él.- ¿Cómo estás?-

Oh, bien, todo normal desde la escuela.-

Empezamos a hablar de temas triviales, sobre nuestras infancias.

La de él llena de colores y la mía llena de obscuridad, se me hacía difícil creer que ambos pudiéramos encajar en una relación.

Poco rato el camarero trajo unos platillos y una botella de champagne.

-Oh, perdona mi atrevimiento Yuuri, pedí por ambos.- solo asentí con la cabeza, me daba igual que comiera ese día.

-No te preocupes, se ve muy sabroso.- Laurence solo me sonrió.

-Salud.- dijo tomando su copa de champagne

-Salud.- respondí.

Y ambos bebimos.

-Sabes Yuuri, es casi imposible creer que tú eres Eros...-

Me quede estático ante aquella afirmación, sentí claramente como mi sangre dejo de circular por mi cara.

-¿Qué dices?- quiero creer que oí mal.

-Me costó trabajo encontrarte, pero es que yo buscaba algo que tenía enfrente de mí...- dijo sonriendo a la copa.

Maldición, algo podía tener la mía.

-Solo te dormirá, no te matara...-

-¿Qué me pusiste?-

-Un tranquilizante.- dijo sonriendo.- Mi jefe no te quiere muerto.-

-Tú mal nacido...- dije enojado pero también la vista me empezaba a fallar.- ¿¡Para quien trabajas!?- intente pararme pero mis piernas no respondieron.

-Oh, vamos Eros, ¿Cómo no lo vas a identificar? Si te ha estado invitando a jugar todo este tiempo.- Me paralice.- Lo conociste en la universidad, tú mataste a su amor platónico y su mejor amante- y de ahí no pude escuchar nada pues mis ojos se cerraron y no supe que más paso a mi alrededor.

Eros...¿quieres amar?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora