Minami y Yuuri

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Si creían que la muerte de Viktor dolería, esperen a ver esto

Desperté en un cuarto obscuro, parecía más bien una casa, aunque más bien parecía una casa abandonada y quemada.

-Me da gusto mucho gusto que hayas aceptado mi invitación a jugar, Eros.- un voz sonó por el lugar no recuerdo haberla escuchada antes.

Me quede callado, intente moverme pero sentí mis manos y piernas atadas, identifique rápidamente los nudos; podría desatarme pero eso llevaría mucho tiempo.

Tiempo que no tengo.

-Oh, no vas a decir nada.- por fin el chico salió de su escondite.- Hola, Yuuri.-

Me le quede viendo, su cabello obscuro y sus facciones finas se me hicieron extrañamente conocidas pero no recuerdo exactamente donde lo había visto.

-¿No dirás nada?- permanecí inmóvil.- A lo mejor no me recuerdas.- Se acercó a mí con un suero de un color verde intenso en una jeringa.

-Te diré tres palabras que te refrescaran muy bien la memoria... Giacometti, casa y veneno.

Sentí el dolor de la aguja y sabía perfectamente que ese "suero" no era más que uno de los tantos venenos que uso Giacometti aquella vez.

Sentí mi ritmo cardiaco latir más fuerte, como la sangre se me iba de la cabeza y se escondí en lo más fondo de mi ser.

Al parecer, Momaru no estaba muerto.

-Sí, ya me reconociste, tuviste que revisar todos los supuestos "cadáveres" tuviste que rectificar que todos estuvieran muertos como tu novio y tu amigo; ¿sabes lo complicado que fue dar contigo?, ¡sabes cuánto tiempo llevo esperando este puto momento!- Momaru empezó a reír con ganas, pero yo permanecía callado.

Tenía miedo, tenía demasiado miedo, el terror inundaba todo mi ser. Pero no me iba a dejar vencer.

Y es que no está mal tener miedo, lo que está mal es dejar que mis tormentos se apoderen de mi ser y ahora es el mejor momento para tener la mente en calma, pues mi cuerpo ya siento que se quema por causa del veneno, a pesar de que ya me ha puesto el antídoto.

-¿No gritas?, ¿sabes la horrible marca que me quedo en la espalda por tu brillante idea de prenderle fuego a todo?- Y un líquido blanco volvió a entrar a mi sistema.- ¡Sé que gritas yo escuchaba el sonido de su voz!- Rio.- Phichit y yo lo escuchábamos hasta que llego Nikiforov.-

Me sorprendí por un momento, mi cabeza viajo hasta ese día, recordaba como Viktor había ido a rescatarnos, recordaba haber visto la mancha de sangre bajando las escaleras, no recordaba a Momaru mas que cuando le puse gasolina pero tendría lógica que primero el fuera a ayudar a Phichit pues estaba más cerca.

-Y déjame por favor, darte una noticia que seguro no podías esperar...- Río mientras pegaba su frente con la mía y me inyectaba el antídoto, agradecí internamente, ya estaba llorando del dolor.

-Fue Viktor quien lastimo a Phichit y a mí aquella vez.- Me enfurecí demasiado, como se atrevía a decir esa tontería aquel desgraciado.- Oh y viene la mejor parte... ¡fue el mismo Phichit el que le pidió a Christopher matarlos!-

-¡MENTIRA!- Quise gritarle, maldito infeliz esas eran puras mentiras, Phichit jamás nos hubiera hecho eso, ¡Era imposible!

-Por tu cara asumo que no me crees, pero es que esta obvio Katsuki, es muy, muy obvio ese día ¿no fue Phichit el que te mando el mensaje de texto? Fue desde el celular de tu mejor amigo, no fue ninguna casualidad, o ¿Por qué crees que solo tú y Guang eran los únicos en la habitación? ¿Creías de verdad que Chris le haría daño a uno de sus amantes? Christopher a pesar de todo nos amaba mucho, en su retorcida y dañada mente; de hecho, Viktor en algún momento fue uno de los mejores amantes de Chris, cuando ambos tenían como 15 años- Eso si lo sabía Viktor me lo confesó una vez.

Eros...¿quieres amar?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora