2| ¡seamos amigas!✅

609 27 4
                                    

Después de lo sucedido con Valentína, Alicia intentó ser mi amiga. Eso era lo que no entendía, aunque no negué ni acepté su propuesta de amistad ¿Por qué quiere ser mí amiga? Si, ya se, lo de ser diferente a las demás y todo eso, pero no me conoce bien, ¿Qué tal que si al conocerme no le caigo bien?

Las personas de hoy en día son demasiado extrañas, por si no se han dado cuenta me refiero a todas las personas en general, incluso a mi, me creerán loca pero aveces suelo hablar con mi conciencia, como si fuera mi amiga, extraño ¿verdad?

Y es que, yo no tenía amigos.

— Bueno, está bien, seamos amigas.— le dije estirando mi mano para aceptar su trato.

Creo que ya va siendo hora de hacer... amigas...

— Bueno, como ahora somos amigas, mi nombre es Alicia Hernández.— Dijo alegre para luego tomar mi mano. Sus ojos despampanaban brillo puro.— ¿Y tu eres?-me preguntó indicado que le dijera mi nombre.

— Laurel Navarra.— le sonreí amistosamente. O bueno, traté. Esto de sonreír no se me da. Tanto de ser una amargada, afecta ¿No?

— ¿Laurel? ¿No se supone que es el nombre de una flor?—me preguntó divertida.

— Emm... Bueno...si...— dije algo apenada.

Esa es otra de las razones por las que se burlan de mi. "Laurel" un nombre no tan utilizado y algo penoso. Y más la historia...

— tranquila, solo estoy jugando, yo así me llevo con todos, es como bullying amistoso.— me respondió con una sonrisa en el rostro.

Pero la palabra "Bullying" resonó en mi mente por alguna razón.

Al ver que ella trataba de ponerle diversión al asunto, decidí liberar mi parte divertida. Esa que no había salido desde hace mucho.

—Entonces... ¿Me puedes regalar un autógrafo?

— ¿Autógrafo?

— si, un autógrafo, por que si no me equivoco eres Alicia en el país de las maravillas...— comencé a reír y ella me miró confundida hasta que entendió y comenzó a reír.

— ¿Y siempre estás sola?

— Bueno... si...

Claramente esto era penoso e incómodo para mí. Claramente lo preguntó de manera inocente, pero aún así se siente mal...

— Perdón, no debí preguntar.— Su voz cambió a una de desesperación, cosa que me pareció bueno. No malinterpreten, la verdad me siento bien porque se preocupó en arreglar algo tan insignificante.

Estudie su expresión. Odio que sientan pena por mi, pero de alguna manera yo también me doy pena... entonces es como si me odiará ¿No?

— No, descuida, tú no sabías.— no pude aguantar una mueca.

Todo pareció ser incómodo, hasta que Alicia volvió a tomar la palabra.

— Pero ahora me tendrás a mí.— ensanchó una sonrisa tan amigable que me hizo sentir mejor.— aunque si te digo soy un desastre y no sé si me vayas a soportar...— comenzó a reír, esa chica es muy alegre, simpática y de carácter fuerte, o eso pienso después de lo sucedido con Valentina.

En eso, pude notar pecas. Si, pecas.

Yo siempre quise tener pecas. Se me hacen tan bonitas... odio no tenerlas. Pero en cambio, yo solo tengo una cara sin chiste alguno. Solo unos pocos lunares y mis mejillas algo rosas. Ugh.

Hablé un buen rato con ella, reímos, bromeamos —Yo con algo de dificultad— y platicamos. Esta vez nadie me molestó, me estoy sintiendo tan bien este día, apesar del ridículo que hice en la mañana, ya no me sentía en aquella cárcel, ahora me sentía libre, pero aún tenía miedo, no sabía que era exactamente este sentimiento ¡Da hasta miedo!

Chaparras al Ataque Donde viven las historias. Descúbrelo ahora