11 | Silvana ✅

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*Narra Alicia*

—¿Segura que estás bien?

—S-Si. Ya te lo dije miles de ve...— y vomito una vez más.

—Uy si, que bien te vez con vomito.— Ella pone una sonrisa medio asqueada. Maldita.

—Cállate.

Al parecer comer aquellas calabazas no estaban tan buenas como pensaba...

Pues bueno, la historia está así.

Terminó el juego de el martillo y yo estaba muy mareada. Y estuve a punto de caer, pero Ryan me sujetó antes de que esto pasara. Si, aquel hijo del demonio seguía ahí. Cuando Antoni lo vió, lo insultó y me alejó de él, cosa que agradezco. Laurel calmó la situación y hizo que Ryan se alejará. ¿Cómo? Quien sabe. Total, tuvimos que hacer como si nada hubiera pasado y continuamos nuestra noche de diversión. Nos subimos a más juegos como el anterior... hasta que le dió hambre a Antoni. Decidimos comer de un puesto de calabazas, porque se veía rico. Pero la realidad fue otra.

Maldigo esas calabazas.

Tuvimos que terminar nuestra gran noche porque se me revolvió el estómago y... ahora estoy aquí. En el baño de mi cuarto.

— ¿Ya puedo entrar?— Antoni toca la puerta de mi baño.

— ¡No!— Gritamos al mismo tiempo Laurel y yo.

Me daba pena que me viera así. Vomitada, olorosa y con cara de zombie. Puede que me haya visto en peores condiciones, pero esto es una asquerosidad.

Pero como siempre digo... ¡Así es la vida!

Después de dejar de vomitar, tuve que bañarme y cepillarme los dientes, porque encerio me daba asco.

Los chicos estaban abajo mientras yo me cambiaba de manera lenta, pues esperaba que se me pasara el malestar de esas asquerosas calabazas. Cuando iba a salir de la habitación, comenzó a sonar mi celular: Otra vez un número desconocido. No quiero contestar por lo de la otra vez con mi hermana, pero tengo que contestar por cualquier cosa.

Agh, a veces odio que se sepan mi número.

—¿Hola?

¿Alicia eres tú?

— ¿Silvana?— Pregunté sorprendida.

Y de nuevo, se me revuelve el estómago. Camino hacia una esquina de mi baño y me siento de manera lenta, dejándome caer.

si que eres difícil de encontrar...

—Eso creo, si.— Logro balbucear.

Em... Bueno solo te llamaba por que quería saber cómo estabas.

— No creo que eso sea todo. Escúpelo.— Si risa no hace falta.

— también porque mi madre quiere que me vaya unos días contigo, al parecer lo de la familia le está pegando mucho. ¿Si puedo? — el entusiasmo resalta en su tono.

No se que responderle. ¿Si? ¿No? Las dos despiertas son malas las mi, pero si le digo que no se va a sentir mucho, y nadie quiere eso. Créanme.

— Pues... creo que está bien...

— ¡Oh si!, entonces te veo el Domingo. ¡Besos!

— Nos vemos Silvana.

Pasan unos minutos, y yo solo puedo ver la pantalla de mi celular. Después de casi diez minutos decido levantarme y salir del baño.

Chaparras al Ataque Donde viven las historias. Descúbrelo ahora