36 | que probabilidad hay...?

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*Narra Alicia*

Regresé a la casa de mi padre después de desahogarme en mi antigua casa, necesitaba estar sola por un rato y para así de pensar en tantos problemas.

Cuando llegué, entré sin que nadie se diera cuenta. Oh bueno, eso quería pretender.

Para mi sorpresa, lo primero que noté fue que habían varios chicos y chicas de mi edad, supongo que amigos de Astrid.

No me había puesto a pensar en escapar, ya que todo fue una gran sorpresa. Ni siquiera sabía que mi "Hermanita" tenía planeado traerlos. De haber sabido que en esta casa se hacía todo sin permiso, ¡Me hubiera ido sin preocupaciones!

Me di cuenta de que en este momento soy el centro de atención. Y, evidentemente, me sentí incomoda.

—H-Hola...— Fue lo primero que se me ocurrió decir.

Ellos parecían sorprendidos, como si no se hubieran esperado que hablara, o que tan si quiera supiera hacerlo.

De seguro Astrid ya hizo de las suyas y les contó cosas feas de mí.

—Que tal, ¿Eres la hermana de Astrid? — Se animó a preguntar un chico de pelo chino y flaco.

—si—le dije algo anonada. Y fue algo extraño decirlo en voz alta.—emmm... Yo... yo ya me tengo que ir...—

—¡Espera! ¿Por qué no te quedas?—preguntó esta vez otro chico, de ojos rasgados, tes blanca y con pecas. Muy mono. Pero con tan solo pensar que son amigos de Astrid... eso les quitaba todo lo bonito.

—No creo que sea buena idea.—

—ándale, no seas tímida— Una chica peli roja se me acerca, intentando jalarme a los sillones, donde todos se encuentran sentados. Claramente me safo, tratando de no ser tan brusca.

No es que sea mala, pero no me encanta la idea de que me estén agarrando como si nada...

—No creo que a Astrid le moleste, ¿Verdad?— Al parecer, esta chica Morena apoya a la otra.

¿Es qué acaso no captan mis indirectas? ¡No quiero estar aquí!

Astrid gruñe, y no contesta. ¡Pero ellos se lo toman con una aceptación! Simplemente genial. Estos chicos básicamente me obligan a sentarme en el sillón, y yo por más que insisto en irme, ellos más persisten, ignorando mis deseos. Agh.

Me tocó sentarme en el suelo, al lado del chico de ojos rasgados y la chica pelinegra.

—Bueno te los presento. Él es Albert,—señala al chico de chinos—ella es Yadhira,—señala a la chica pelinegra—ella es Janeth—La chica morena levanta una mano en señal de saludo.—Y yo, obvio el más majo de aquí, soy Alejandro.—me dijo con una sonrisa.

Lamentablemente sé que no me será fácil acordarme de todos los nombres... y claro, mi intensión tampoco es esa.

—Yo soy Alicia— Mi voz salió más seca de lo que pretendía. Pero vamos, no me agradan en lo absoluto.

Noté como Astrid se paraba, y sin decir nada, se retira. Espero y no se sienta más por mi presencia... Ya es malo que me odie por lo de el pasado...

—Bueno Alicia, ¿Qué te parece si jugamos?—preguntó Alejandro.

—está bien, ¿Pero a qué?— Pregunté entre suspiros. Ni modo.

—¿Qué te parece si jugamos a que probabilidad hay?—dijo Albert con emoción.

Oh, eso si me interesa. Han pasado 84 años desde que no juego eso... bueno, no literalmente, jeje.

—Si, ¡es buena idea!—dijo Yadira

Chaparras al Ataque Donde viven las historias. Descúbrelo ahora