40 | inesperado

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*Narra Laurel*

En este día, las películas me salvaban del completo aburrimiento. Así que ahora solo éramos yo, la tv y la casa. Ya que, como era de esperarse, no había nadie más que yo aquí.

Vi exactamente tres películas, pero después suena la puerta de mi casa.

Agh, ¿Quién arruina mi momento de tranquilidad?

Con flojera, camino hacia la puerta, y abro sin siquiera ver a la persona que está afuera. Para mi sorpresa, era Max.

—¿Puedo pasar?— preguntó cuando me levantó una mano como saludó.

Adiós casa sola.

— eh... si claro.— le dije algo insegura, para luego hacerme aun lado y dejarlo pasar.

— ¿Sabes? todo este año me dí cuenta de que cometí el pésimo error en dejarte ir, yo no sabia lo que hacia y no puedo hacerme la idea de seguir lejos de ti— Toma aire y me agarra las manos. Yo estoy en shock, no me lo podía creer.— Yo... solo... Laurel, ¿Quieres ser mi novia?— Su sonrisa no tenía comparación alguna. Se le veía esperanzado, vivo.

Pero no. No puedo. Yo.. no quiero...

No sé si estoy lista para esto. Es decir, ¡Claro que le quiero! Pero ya no como antes... ahora es más como un amigo...

Sin embargo, no quiero estar sola... y Por alguna razón estúpida no puedo olvidar a Aarón.

Pero si lo lastimó... agh.

O bueno, tal vez si soy su novia, le voy a querer más y así pueda olvidar a Aarón... ¿Verdad?

— E-Está bien—

El de inmediato me besó, y traté de seguirle, pero al hacerlo, no pude sentir lo mismo que sentí con Aaron y no comprendo porque no lo sentí.

Quizá y aún es muy pronto para sentirlo... si, eso.

— ¡Oh! Laurel me has echo el hombre mas feliz de todos.— me dijo con una gran sonrisa. Pero yo no podía sonreírle así, tan sinceramente.

Le sonreí falsamente,tratando de hacerme la idea de que él era mi respuesta a todo.

Pero muy en el fondo, sabía que esto era un error. Uno gordo.

*Narra Aaron*

Sentía un leve dolor en el pecho. Como pellizcos, pero no sé el porqué. Es muy raro.

Suspiro y me siento en mi cama.

La mayoría del tiempo pienso en Laurel. En su hermoso rostro, en su cabellera castaña, en su sonrisa, ¡en todo!

Se supone que amo a Roxana. Por ella hice tantas cosas estúpidas, ¡Absolutamente por ella! Todo para que me quisiera, para enamorarla mas. Incluso tuve que aguantar a la inmadura de Valentina.

Pero laurel... ella es especial... sin embargo no... no...

A quien quiero engañar, me gusta laurel...

Me doy cuenta de que Roxana solo me utilizó, pero estaba tan ciego por esto que sentía que no me di cuenta antes.

Soy tan idiota.

Creo que es buena idea decirle todo lo que siento a Laurel, no puedo estar aquí sin hacer nada para que luego llegue un idiota y me la quite.

Porque esta vez, voy a pelear.

Me paré de inmediato y me puse los zapatos para poder ir a la casa de Laurel. Bajé las escaleras y salí de mi casa.

Siempre tomo un atajo por el parque, ya que es mas tranquilo y obviamente corto. Literalmente iba corriendo, pero paró cuando escucho la voz de Antoni. Miro por todos lados, buscándolo, y cuando lo hago, me estremezco.

Chaparras al Ataque Donde viven las historias. Descúbrelo ahora