Sisters

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—Anghie —apenas y pude pronunciar su nombre sin tartamudear.

Ella me miró por unos segundos para luego sonreír y decirme

—hola, hermanito -su típica sonrisa hizo acto de presencia en su rostro, el cual no había cambiado en absoluto, su dulce voz hizo fuerte eco en mis oídos como nunca antes, amable, gentil y cariñosa.

—t-tu estás... —no pudiendo contener más todas mis emociones corrí y le di un abrazo fuertemente soltando algunas lagrimas entre sus brazos.

El abrazo duró casi un minuto, lloré con algo de fuerza, y por un momento sentí la emoción de aquel día en mi cumpleaños.

—¿c-como es que... ¿Qué haces... Aquí... t-tu, ¿Como? —realmente me costaba formular las preguntas o palabra alguna.

-es algo complicado de explicar -dijo con una pequeña sonrisa. Parecía tan feliz de verme como yo a ella-. hubiese venido antes pero me tomo un largo rato, pues el camino era largo y conseguir provisiones bastante difícil. Cuando se anunciaron los lugares de encuentro en los bunkers presté mucha atención para saber donde se reunirían ustedes. Tenía claro que estaban vivos, y no me equivoqué, pero prepararme para un viaje de tal magnitud me tomo algunos días, ademas de buscar un mapa para trazar la ruta mas eficiente a seguir, y cuando me percate de que nuestra casa estaba cerca decidí parar aquí para buscar cualquier cosa que me pudiera ser de utilidad, sin embargo no hallé nada. Como estaba oscureciendo opte por pasar la noche en este lugar. Fue un intenso recorrido de días en marcha constante, por ello estaba muerta de cansancio y dormí por mucho tiempo, me desperté hace algunas horas. Ya que había tratado de consumir lo mínimo de mis provisiones por si acaso, me sobraba bastante comida y al estar tan cerca decidí darle fin a mi hambre por completo, comí algunas cosas enlatadas que había preparado antes de venir y bueno... Heme aquí.

Debió haber buscado exhaustivamente algo de utilidad aquí y en los alrededores, por eso sentía que algunas cosas no cuadraban con respecto a mi ultima visita, las latas eran de su comida, y vino aquí por ser un punto de descanso bastante cercano a su objetivo, todo tenia sentido. Aún con todo, algo muy dentro de mi, se negaba a creer que era verdad, ella no podía estar viva, no podía estarlo...

—estaba preparando todo para ir proseguir con mi viaje —continuo tras una breve pausa interrumpiendo de golpe mis pensamientos—. Ya está todo, ¿porque no nos vamos?

—esta bien, pero antes de ello, ¿qué tal si vamos a dar una vuelta?

—claro —dijo animadamente.

Una vez dicho esto fuimos a caminar un largo rato, conversamos apasionadamente sobre nuestra niñez. Ella es 7 años mayor que yo, por ello había bastante diferencia entre nuestros comportamientos. Cuando llovía yo solía jugar, saltando en los charcos de agua que se formaban en el patio de nuestra casa, mientras que ella simplemente se sentaba a observar la lluvia caer, manteniendo en su rostro una expresión de paz y tranquilidad inigualable. Anghie me recordó algo de mi madre que hasta ahora ignoraba, era bastante religiosa, por el contrario a mi padre, que mantenía una postura neutra ante esos temas. Acostumbraba leernos la biblia por las mañanas antes de mandarnos a la escuela. Hablamos de temas sin importancia, hasta que comenzó a hablar de algo que despertaría mis memorias y me haría comprender algo.

—¿recuerdas aquella noche? —su rostro centro su atención al frente, mostrando aquella vieja expresión de tranquilidad.

—Si, fue la última vez que te ví, y hasta ahora no conservo una memoria más preciosa.

—¿aun guardas la piedra? -pregunto con ilusión.

—la... ¿Piedra? -tras pronunciar estás palabras, me miró como si hubiese olvidado algo de vital importancia.

Forcé mi mente a recordar, cosa que por primera vez en todo este tiempo, funcionó, mi cabeza tuvo un pequeño estallido, haciéndome volver a aquella, nuestra última noche juntos.

Estábamos sentados en un tronco, cerca de las dos de la mañana, observando con detenimiento aquella preciosa obra de arte: La luz de la luna reflejándose en la superficie de un río que corre despacio. Permitiendonos apreciar aquella imagen con más claridad, el ambiente, estaba rebosante de una profunda calma y tranquilidad. Todo aquello llenaba a mis ojos de un placer incomparable, mientras que mis oidos, se deleitaban con aquellos dulces sonidos, que añadían el color a la bella imagen ya antes descrita, el canto de los grillos junto con el sonido de aquel río creaban una melodía bastante suave y agradable al oído.

—voy a extrañarte —dijo súbitamente.

-¿Eh? ¿A qué viene eso? —respondí algo extrañado ya que me saco de mis pensamientos sin previo aviso.

—jona, he estado contigo estás últimas semanas, eso me recordó los viejos días, cuando aún era parte de esta familia. Todo es tan diferente ahora, vivo sola, en un apartamento, el tiempo libre tengo que dividirlo, entre estudios y trabajo, no me queda tiempo para socializar. La soledad es algo cruel y doloroso, desgarra el alma de maneras que no puedes imaginar, tu, mamá, papá, me alegra tenerlos a mi lado, como antes, pero nada es por siempre y tendré que irme, después de todo esto, me cuesta asimilar que mi vida no es así —su voz se oía más triste con cada palabra, hizo una breve pausa y después prosiguió— quiero que me recuerdes... Es solo que, no se, yo... ustedes —trato de seguir con sus palabras, moviendo la boca pero de esta nada salió más que unos pequeños ruidos que reflejaban gran aflicción, una especie de gritos ahogados, a su vez, lágrimas cubrieron sus ojos, cosa que note enseguida, agachó su cabeza para evitar que la viera, pero ya era tarde, y posteriormente lanzó un pequeño suspiro, el cual, lleno el ambiente de una profunda melancolía.

La mire por algunos segundos, me sentía consternado. Tome un momento para pensar bien lo que diría, y finalmente cuando lo tenía claro, acerque mi mano al suelo hasta tomar un par de pequeñas piedras, extendí mi mano, de modo que estás quedarán frente a sus ojos. Aún estando ella cabizbaja, sus ojos se abrieron mirando aquello con extrañeza.

—toma una —le dije.

—¿Para que? —contesto llena de intriga, mientras lo hacía.

—sera un recuerdo de este momento.

—pero es una simple piedra.

—si, es verdad, era una piedra como cualquier otra, pero ahora carga con todos nuestros recuerdos y sentimientos de esta noche, eso la hace diferente del resto, eso es lo que le da valor a algo, más que cuánto cuesta, o qué tan lindo es, lo importante de un objeto, son las memorias guardadas dentro de este y qué tan especiales son estas para ti, tal vez solo sea una piedra tomada del suelo, pero justo ahora es el objeto más valioso que tengo, porque dentro de el reside mi promesa.

—¿tu promesa? —su mirada no se apartaba de mi, me miraba con completa atención absorta a cada palabra que emitía.

—prometo estar allí para ti, siempre. No importa la distancia, seguirás siendo mi hermana, y sostendré tu mano si el cielo se despedaza sobre ti. En la tuya se encuentra la misma promesa. Si algún día el suelo bajo mis pies se cae arrastrandome a la oscuridad, tu estarás allí para tenderme la mano —sus ojos se humedecieron, con una sonrisa en el rostro, se acercó a mí y me abrazo fuertemente.

Después Del Fin: Un Mundo De Recuerdos (terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora